Existe, en el museo de Arte de Filadelfia de los Estados Unidos, una de las esculturas más originales y particulares. Se trata ni mas ni menos de “El Beso” del escultor rumano Constantin Brancusi. Esta gran escultura fue realizada en los albores de la escultura moderna, a principios del siglo XX y se ha convertido en un icono de la escultura moderna y abstracta.

“El beso”

Esta escultura fue realizada en el año 1907, tres años después de la llegada de este escultor rumano a Paris. Se trata una escultura realizada a partir de una única gran piedra de forma casi circular. En ella se observan a un hombre y una mujer que se están abrazando y dando un beso. La forma en la que fueron realizados nos hace recordar a las esculturas mas primitivas, a las grandes caras olmecas o a los Moai de la isla de Pascua. Las figuras del hombre y la mujer son casi iguales, como de un espejo se tratará. Solo se logra diferenciar a la mujer por un leve pronunciamiento del busto. Por todo lo otro son exactas. Sus ojos son pequeños, el pelo es ondulado y sus brazos son largas y flacos y se sujetan entre ellos. Todo el acento de esta obra esta en el detalle de la boca, el beso. Para las otras expresiones esta la proyección del espectador decía Brancusi. 

Constantin Brancusi 

Constantin Brancusi nació en el año 1876 en Rumania y murió en el año 1957 en París. Estudió en la escuela de Bellas Artes de su Ciudad Natal, Bucarest. Fue en el año 1904 que viajó a Paris y es a partir de allí donde su técnica escultórica y su perspectiva de artista plástico cambia radicalmente. Fue en dicha ciudad donde Brancusi comienzo a enfocarse a un estilo más moderno y vanguardista. Lógicamente, fueron dos escultores en esta línea que ejercieron una fuerte influencia en Brancusi. En primer lugar, Rodin, el padre de la escultura moderna. El responsable de haber iniciado un movimiento directo hacia un estilo escultórico más despojado de artificiosidad y más cercano al centro del alma humana. A su vez Modigliani, también fue, no solo una gran influencia para Brancusi, sino que también un amigo muy cercano. De esta manera Brancusi se vio sumergido al llegar a Paris en un estilo escultórico más sencillo, despojado y su gran aporte fue sumarle una cuota muy interesante de abstracción y modernismo. 

Minimalismo puro

Brancusi rechazó todo tipo de detalle superfluo, yendo un paso más allá que el propuesto por Rodin, puesto que sus esculturas no tenían absolutamente nada de realistas. Sus obras buscaban ser lo más despojadas posibles, decir con lo mínimo indispensable. Y en todo caso, si quedaban cosas por decir se cimentaba el camino propicio para que el espectador realizara sus propias proyecciones e interpretaciones. 

 

La obra de “El beso” es una obra única, bella, simple y original. A la vez es una escultura típica de su estilo. Todas las interpretaciones sobre los sentimientos y el simbolismo de esta escultura su autor lo deja en nuestras manos. Cabe pensar en que, en un beso, las personas se fusionan, se vuelven uno y todos los detalles, el mundo y la superficialidad, quedan borradas, como en esta obra.