La sublimación es uno de los grandes conceptos incorporados por el psicoanálisis. Es le que define a uno de los mecanismos de defensa por excelencia del hombre, fundamental para la elaboración de su historia y la transformación de sus pulsiones, en actividades más elevadas y socialmente valoradas.
Como tal, la sublimación es un mecanismo que desde entonces fue estudiado por diversidad de corrientes y nos muestra que los seres humanos, a través del arte, logramos elaborar de una manera realmente única, muchas cuestiones profundas y dolorosas.
Demetrio Urruchúa con su obra, nos muestra que esto es posible, solo que muchas veces, lo recóndito, lo mas lejano, la primera infancia, imprime fuertemente y nos acompaña hasta el final de nuestros días. Nació en Pehuajó en el año 1902, en una familia que pasaba sus días en un puesto de campo. Su padre, español, fue una figura distante y a la vez hostil, del que padeció él junto con su madre y sus hermanos, la dureza de los castigos físicos. En realidad, el era un observador pasivo pero sufriente de la angustiosa escena en la que el padre golpeaba a su madre, de ascendencia vasca, y a sus hermanas. Y este dato de su historia es central porque es un tema que él elabora a lo largo de toda su obra.
En “Retrato de Beatriz”, “Cabeza” o la “Mujer del pañuelo amarillo”, por ejemplo, Urruchúa retrata a una mujer, mirando de costado, con la mirada perdida, con el semblante perdido. Atmosfera pesada de una psicología compleja en donde la mente aun sigue enfocada en lugares lejanos. “Retrato de Beatriz” es un dibujo, en el que los trazos y la escala de grises permiten ir generando esta atmosfera triste. Una obra de corte expresionista, pero también con un dejo de influencia gótica, sobre todo a lo que hace a la forma.
La obra de Urruchúa está íntimamente emparentada con la psicología, es que realmente su historia no fue fácil y pudo transformar aquel dolor en trazos y pinceladas activas. Fue un gran artista autodidacta, muralista y maestro, y en sus recorridas por los pueblos del interior argentino sostenía que en el arte somos todos únicos y distintos y este es un hecho que ha de respetarse. Más allá de los cánones, la exploración es la esencia que eleva al hombre y le permite realizar sus producciones realmente más íntimas y acabadas, los que representan realmente su historia y su esencia humana.