“El nacimiento de Venus” es una de las obras más reconocidas de Sandro Botticelli. También es considerada una gran obra de la historia del arte universal y exponente del periodo Renacentista. Corona hoy la sala de Sandro Botticelli en el museo de Uffizi en Italia, Florencia, y es una obra que atrapa por su belleza única. Esta pintura fue realizada en tres años aproximadamente, entre los años 1482 y 1485 aproximadamente.

En esta escena se la observa a Venus completamente desnuda saliendo de una concha marina gigante. Ella de piel muy blanca, marcadas curvas y pelo largo rojizo se destaca por su belleza. A su izquierda viene a socorrerla la primavera con una manta finamente dibujada de flores, para que se cubra su desnudez. Es importante aclarar que, en aquella época, a no ser que el tema de la obra lo justificara, no era usual que fueran retratados desnudos humanos, con lo cual “El nacimiento de Venus” en la versión de Sandro Botticelli se considera revolucionaria en ese sentido.

Cefir, a la izquierda sobrevuela a Venus, impulsando un soplo de viento a ese nacimiento y llevándola a Flora, diosa de las Flores. A su izquierda se encuentra primavera que, con ese manto floreado, rodea con flores la belleza de Venus. La concha marina es símbolo de fertilidad y abundancia. Y el mar de fondo viene a dar marco a esta escena. No obstante, se trata de un fondo plano, de poca perspectiva cuya única función es la de enmarcar o acompañar la escena.

Sandro Botticelli apuesta una imagen distinta y mejorada de la Venus de Milo. Basándose en los cánones de belleza de la época, trae una versión más fresca y simbólica del tema. La modelo que utilizó para este retrato fue la famosa Simonetta Vespucci, joven miembro de la realeza que también sirvió de modelo a otros grandes artistas.

“Con el nacimiento de Venus” Sandro Botticelli se anima a dar un salto de página con un tema clásico de la mitología griega, se despega de los cánones, se anima el desnudo y nos presenta una obra repensada y revalorizada. Todo en este óleo nos hace pensar en frescura, voluptuosidad, estética y amor. La escena se convierte en una combinación perfecta de dioses griegos: viento, flores, primavera y amor. Todo bajo el pincel del maestro italiano Sandro Botticelli.