“Quisoco de Canaletas” es una obra del año 1918, período en el que el artista uruguayo Rafael Barradas se encontraba viviendo en Barcelona. En esta obra, como en otras ulteriores, se observa la influencia directa que su hacer artístico tuvo de Celso Lagar, pintor español quien le compartió mucho del cubismo vivido junto a Picasso. Se trata de una técnica mixta de acuarela, grafito y gouache realizada sobre un papel de 62 cm x 47 cm. El estilo cubista en esta obra es claro, hay choque de planos, una perspectiva única e imágenes quebradas. Pero todo esto se da sobre un vértice particular, que es “el vibracionismo pictórico” sobre el cual escribía y hablaba Rafael Barradas.

Con “vibracionismo pictórico” se refería a ese interjuego que él observaba en sus constantes cafés europeos mientras miraba por la ventana el vertiginoso transcurrir de la calle, la gente y la ciudad. La ciudad vibrante y movediza, enérgica y sin cese se confronta con la inmutabilidad del yo, del yo psíquico y atemporal. El vibracionismo pictorico habla de lo pictórico, sí. Pero también se refiere a lo conceptual.

En esta obra, “Quisoco de Canaletas”, se puede observar mucho de este vibracionismo y mucho de la geometría del cubismo. Hay una línea vertical atravesada por dos otras líneas horizontales. Sobre ellas, círculos y semicírculos que a veces se encuentran y otras no. Relojes y letras dispuestos por doquier. Hablan de futbol, hablan de cafés y paradas. Rostros difusos se dejan entrever entre colores vibrantes y planos como el azul, el rojo, el amarillo y el verde. La línea blanca muchas veces hace de cierre para algunas figuras. Y si bien la mezcla es mucha, la imagen se hace clara.

Rafael Barradas nació en la ciudad de Montevideo en el año de 1890. Murió a sus 39 años, también en dicha ciudad de una enfermedad que padecía. Fue el segundo de tres hermanos, en una familia de artistas, pianistas y escritores. Su familia de ocupó, luego de su muerte, de conservar y preservar su obra. Su legado tiene que ver con lo pictórico, con sus pinturas y dibujos y también con sus ideas. Los años de viaje por Europa, le permitieron nutrirse de grandes artistas y pensadores como Jorge Luis Borges, Federico García Lorca, Luis Buñuel y Salvador Dalí entre otros. Supo fusionar las ideas que escuchó en el viejo continente con los más íntimo y profundo del corazón uruguayo.