Antonio Berni, el pintor y muralista argentino por excelencia, creador del emblemático Juanito Laguna se luce también con esta obra llamada “Manifestación”. “Manifestación” es una gran pintura de Berni que hoy forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Latinoamericano (MALBA) de la ciudad de Buenos Aires. Fue una donación de Eduardo Constantini y está realizada en la particular técnica de temple sobre arpillera. Posee grandes dimensiones, su tamaño ronda los 180 cm x 249 cm.

Como con Juanito Laguna y a lo largo de su cantidad de pinturas y murales, Berni muestra en primer plano la pobreza, la humildad, la vida de esfuerzo y trabajo. Su técnica siempre realista, con sus ojos grandes y con la utilización de diversos materiales de descarte y reciclado nos muestra que muchas veces la ficción y la realidad se entremezclan. Es que, para Antonio Berni, la pintura, el arte, han de reflejar el contexto en el cual “nacen”. Esta obra, del año 1934 es una obra que surge en un momento muy delicado a nivel país y a nivel mundial, una época marcada por la depresión y por el período de entre guerras. Un período donde la miseria y la falta se hacen notorios y donde la gente sufre y está muy cansada.

En “Manifestación” el título no necesariamente nos anticipa la obra. Es verdad que aquí se muestra una manifestación, pero no se trata de una horda de gente, sino que en primer plano y en tamaño aumentado se ven las caras y las miradas profundas de quienes se manifiestan y protestan. Detrás de ellos si una cantidad de cabezas se van desplegando hacia lo lejos. Pero muy al contrario del espíritu de anonimato de las manifestaciones, en este cuadro se ven a las personas reales, de cerca. Cada una con sus expresiones, sus gestos y una mirada de cierto desencanto y tristeza. El enojo también sobrevuela la atmósfera de esta pintura, pero es superada en intensidad por estas otras dos emociones. Se trata de una pintura muy realista, en donde lo humano cobra protagonismo.

En ella el espíritu de denuncia de su autor se hace muy vivido, así como todo lo que sucede en ella. Se observa una diagonal ascendente sobre las cuales se suceden fachadas coloniales de la época. Coloridas, como lo es todo el cuadro. Entre los rostros se observan mujeres, niños y hombres. Está quien mira al cielo en tono de súplica, o quien mira de frente con una mirada fuerte al espectador. Hombres de diferentes razas, todos se reúnen reclamando “Pan y trabajo”. Figuras de ojos grandes, arrugas marcadas, miradas vividas y sombreros coloridos. Las manos entremezcladas entre tantos rostros también son protagonistas.

Como otras tantas, una pintura de Berni por excelencia con su sello inconfundible.