Sin duda una de las más particulares esculturas de este artista impresionista. Edgar Degas realizó esta escultura en el año 1881. Como es sabido, Edgar Degas tenía una marcada predilección por representar a las bailarinas y las estudiantes de danza, que muchas veces plasmó en sus esculturas y pinturas.
En esta obra se cree que Edgar Degas retrató a una joven estudiante de danza que conocía y apadrinó tras sus tantas visitas al teatro y ensayos. Era frecuente, en aquella época, que las estudiantes de danza fueran apadrinadas. Marie Van Goethem es el nombre de esta joven bailarina de catorce años.
Esta escultura presenta muchas singularidades. Por un lado, la más notable, es el material con el que fue realizado, la cera. No era frecuente en aquel entonces su utilización. Pero esta escultura de mas o menos un metro de alto, fue realizada en este material, para luego ser pasada al bronce. Se apoya sobre un pedestal de madera, y presenta el atuendo típico de una bailarina en algodón y una cinta. La niña se presenta en posición de danza, con sus ojos cerrados y sus brazos hacia atrás. Su cabeza levemente inclinada hacia arriba, quizás lista para empezar o quizás soñando despierta.
Esta obra fue muy discutidas y criticada al ser presentada. Un poco por el material y la mezcla de ellos, cera, madera y algodón. Por otro lado, el uso del color y las facciones de la niña también fueron muy discutidas. Se consideró que tenía poca gracia, y que sus facciones eran grotescas y muy burdas. Más aun chocó el hecho de que fuera presentada en una especie de caja de vidrio.
No obstante, esta obra de Degas fue muy valorada con el tiempo. Muchas de sus esculturas fueron preservadas en bronce y pasaron de estar en manos privadas a ser preservadas en diferentes museos del mundo. Esta escultura, “Bailarina de catorce años” se encuentra hoy preservada en Dinamarca en la Gliptoteca de Carlsberg en Copenhague.
Edgar Degas nació y murió en Paris. Vivió entre los años 1834 y 1917. Las bailarinas fueron su gran devoción, así como los caballos. Ambos mundos, el equino y el de la danza, le permitieron plasmar y lucirse en lo que mejor sabia hacer, dibujar el movimiento. Fue uno de los mas grandes dibujantes, pintores y escultores de la historia, y por su paso se lo considera uno de los grandes impresionistas del siglo XX.