Sobre el rio Nilo, a pocos kilómetros de la ciudad del Cairo, se encuentra esta famosa y gigantesca escultura mundialmente conocida como “La esfinge de Guisa”. El origen de esta escultura resulta de la propia naturaleza, y de como el hombre, en ocasiones como esta, ha logrado integrarla al arte. Una gran roca que se encontraba en la meseta de Guiza fue la materia prima, y única, para esta obra de arte. A partir de sus grandes dimensiones fue tallada para darle la forma de esta esfinge con cuerpo y cola de león.

Se trata de una escultura monumental, que posee una altura de 20 metros y unos 73 metros de largo y se cree que fue esculpida en el siglo XXVI a.C. Durante la dinastía egipcia del siglo IV se encargó, como parte de un pedido del rey, esta escultura con el fin de que formaron parte de la seria de esculturas y edificios funerarios. Dos templos aledaños fueron construidos a su alrededor con el paso de los años. Se la ve colosal y enorme, mirando al horizonte en actitud estoica. El cuerpo de león, también se muestra fuerte, con la cola que lo envuelve hacia la derecha. Esta esfinge, en sus inicios, estaba pintada con vivos colores, mayormente rojo. 

Hay lógicamente muchas anécdotas en base a esta esfinge. Pero, sobre todo, y lamentablemente, se destaca la erosión que esta fue teniendo con el paso de los años.

Erosión natural: 

Siendo que es una escultura al natural, los propios vientos y la arena también, fueron generando una erosión desigual en torno a la misma. Las patas y la cabeza serían los aspectos más duros. 

Erosión y negligencia humana:

Hay mucho entorno a la rotura de la nariz y los diferentes orificios que se encuentran realizados en dicha escultura. Por mas que es una roca, se trata de un tesoro universal artístico. No siempre considerado así, la Esfinge de Guisa presenta diferentes orificios de considerable tamaño que fueron realizados en diferentes intentos de encontrar “tesoros” ocultos en su interior,

Con lo que a la nariz respecta, hay realmente muchas teorías alrededor de por qué esta esfinge tiene la nariz rota. Algunos estudiosos del tema y arqueólogos lo atribuyen a las guerras napoleónicas. Otros a algún vandalismo sufrido entre los siglos V y X d.C. y otros se lo atribuyen a Muhammad Sa’im al-Dahr, quien ordeno vandalizarla al ver que los campesinos le rendían culto y traían ofrendas.

Afortunadamente esta escultura hoy es preservada de tales ataques y valorada como el tesoro que es para la humanidad.