Contar la historia de este cuadro en realidad tiene que ver con contar la historia de Juan de Pareja, quien se convirtió en un conocido pintor Barroco. Pero la historia pictórica de Juan de Pareja en realidad surge de la mano de Diego Velázquez. Juan de Pareja fue ni más ni menos su esclavo y servidor. De origen moro, nacido en el año 1906, de Pareja acompañaba constantemente a Velázquez y lo ayudaba en todo lo que necesitaba, pero principalmente estaba en su taller. Movía materiales y atriles, y en ese idea y vuelta de actividades, se fue convirtiendo en secreto en su gran aprendiz. Un día, logró que el rey Felipe IV, para quien Velázquez pintaba continuamente, descubriera una obra realizada por Juan de Pareja. Fue así como Velázquez supo del don de su esclavo, a quien el rey ordenó liberar automáticamente por su gran don.
El cuadro fue realizado en el año 1650. En el se lo observa a Juan de Pareja en un perfil a tres cuartos. Su rostro mira de frente, su torso casi que hacia adelante al futuro o devenir. Es un cuadro típicamente flamenco, con una luz muy tenue característica de los cuadros de Diego Velázquez. Parece que hubiera una luz que iluminara al modelo, con el objetivo de que este se luzca. Esa luz se va difuminando hasta volverse muy oscura en la punta superior izquierda. Juan de Pareja, de una tes oscura muy singular, malagueño y de descendencia mora, aparece vestido con ropa elegante, al estilo noble. Se cree que este cuadro fue pintado en un viaje a Italia que Diego Velázquez y Juan de Pareja hicieron juntos, cuando este ya estaba consolidado como pintor.
Diego Velázquez y Juan de Pareja entablaron con los años una relación estrecha, y si bien Diego Velázquez fue su gran mentor, de Pareja fue buscando un estilo personal y propio que se plasmó en sus obras. Diego Velázquez murió en el año 1660 y su obra flamenca fue una referencia indiscutible española y también mundial. Su amigo, Juan de Pareja, murió 10 años más tarde y se convirtió en un gran retratista y en autor de cantidad de pinturas religiosas.
Esta obra se encuentra hoy ubicada en el MET (Museo Metropolitano de arte de la ciudad de Nueva York) y es uno de los cuadros más emblemáticos de la colección permanente que este museo posee.