“Sara en la Ventana” es un lindísimo óleo sobre lienzo que fue realizado por el pintor fauvista francés Henri Matisse en el invierno del año 1912, en su primer viaje a la ciudad de Tánger en Marruecos. 

Esta obra es significativa dentro de su legado de obras puesto que fue realizada en un momento muy particular de este pintor. Matisse, en realidad Henri Émile Benoit Matisse (1869-1954), viajó a Marruecos aquel invierno en un momento muy gris de su vida. Su padre, con quien tenía una muy estrecha relación, acababa de fallecer, y dos de sus obras acababan de ser rechazadas por su prestigiosa galería de arte. Con el alma en pena y un mal momento en su carrera decidió, por recomendación de un amigo cercano, viajar a Marruecos en busca de un cambio de aire y de “más color”.

Al llegar, el artista encontró varios días de lluvias y de un horizonte gris, a pesar de la espectacular vista desde su ventana en la que confluyen el mediterráneo y el atlántico. Fue en esos días donde comenzó su famosa producción de naturalezas muertas. Pero cuando la luz asomó, Henri Matisse realmente supo encontrar una bocanada de aire fresco a sus producciones. La luz, los colores, la energía, los ruidos, los olores, la gente y cultura del lugar, todos resultaron inspiradores para que él comenzara un giro en su carrera artística. Sara en la ventana, este retrato de esta mujer con el cabello recogido, relajada, sobre una mesa y mirando al mar es una de las tantas obras que representan este nuevo enfoque de este artista. 

En este viaje, logra darles vida a sus personajes, les da vida e identidad única. Deja a sus modelos libres, para luego pintarlos. Y justamente en esta obra, se percibe la felicidad del artista al realizarlo, siendo ágil, veloz, levemente abstracto quizás por su bien lograda sencillez. No le teme a los espacios vacíos ya que son completados por la vivacidad del color. 

Henri Matisse se abrió a la vida en Marruecos, el mediterráneo y la luz son sus inspiraciones, donde aprendió a dejar libre el proceso de crear y comenzó a entender, como luego siempre dijo que “las cosas llegan cuando llegan”.  Al año siguiente Matisse, volvió por última vez a esta magnífica ciudad. Años posteriores decidió finalmente radicarse en el sur de Francia, siempre en busca de lugares “más luminosos” que inspirarán su mente creativa.