Paradójicamente el mundo bélico ha sido ya desde hace dos siglos un campo fértil para el desarrollo del fotoperiodismo y específicamente para la fotografía de guerra. Ya sea con fines políticos o partidarios, o con fines de denuncia o meramente informativos, la fotografía de guerra ha reunido a lo largo de estas décadas centenar de trabajos y autores renombrados. Obteniéndose a partir de allí, obras increíbles que relatan y muestran la realidad humana desde su costado más crudo, en el que la miseria y también la obra humanitaria confluyen.
Robert Capa (1913-1954) fue una de las más grandes figuras en este área. Nacido en Hungría su nombre real es Endre Ernő Friedman y Robert Capa es el nombre profesional que utilizó para sus fotografías y su trabajo periodístico. Trabajó en varios continentes y guerras: la guerra civil española, la segunda guerra mundial, la guerra árabe-siria, etc… Impactantes, veraces y audaces, sus fotos son conocidas mundialmente y han sido publicadas en diversidad de medios gráficos de renombre, tal como: la revista Regarde, donde publicó sus primeros trabajos cuando, exiliado, llegó a Paris, la revista Life, Time, etc… Murió joven, a los 41 años, cuando acompañando y fotografiando una misión francesa en Indochina pisó una mina y murió.
En sus fotos, retrató con agudeza la miseria humana, la crueldad, el horror, el miedo, la soledad, la tristeza de la infancia durante la guerra y la indefensión.
He aquí el rol fundamental del fotógrafo de guerra. Ese mensajero que muestra al mundo el infierno que se vive en algunos rincones de nuestro planeta, cuando en el resto del globo la vida transcurre igual.
El arte en su versión más poderosa, la denuncia. El arte en su versión más valiente, la de aquel que usa su cámara como escudo y metralleta pero que dispara al corazón humano con el único fin de despertarlo.
Sus obras tuvieron mucha relevancia en su época y lógicamente también a posteriori, por su ojo artístico y por su gran valor histórico: las emblemáticas “once fotografías del desembarco en Normandía”, el día “D”, (6 de junio de 1944) de las que se sabe que en realidad fueron 134, pero que esas pocas sobrevivieron. “La liberación de París” durante la segunda guerra mundial (agosto de 1944), la controversial fotografía “Muerte de un miliciano” (5 de septiembre de 1936) entre otras imágenes que describen la vida de los soldados durante la guerra y también la de los civiles, mujeres, niños, familias cuyas vidas cotidianas transcurren en un ambiente bélico. Los refugiados, los desplazados y centenar de otras escenas.
Cabe mencionar por ejemplo que él fue el único fotógrafo presente en el primer desembarco de Normandía, el único. Por lo cual sus fotos tienen el valor de aquel que dio un paso mas adelante, que en muchas ocasiones fue el único ojo fotográfico presente, aunque esa misma naturaleza fuera la que lo llevara a su muerte.