El “Hijo del Hombre” en francés, “Le Fils de l’Homme” la obra artística realizada en el año 1964 es, sin lugar a duda, la pintura más conocida del pintor surrealista René Magritte.
¿Quién fue René Magritte? René François Ghislain Magritte fue un pintor surrealista de nacionalidad belga. Es hoy reconocido en el mundo artístico por ser autor de grandes obras en los que el ingenio y el uso de imágenes provocativas es el factor común. Es que su objetivo principal era lograr presentar una realidad distinta, mostrar que había otras formas de concebir la realidad y, por ende, obligar al espectador a replantearse, a cuestionarse y a volverse más perceptivo y sensitivo con respecto a su entorno.
En realidad, esta pintura es ni más ni menos un autorretrato de Magritte. Y muchas veces es conocida como “Apple face”. En ella se puede observar a un hombre vestido muy formalmente, con un abrigo estilo traje, una corbata roja y un sombrero estilo “bombín”. Este hombre ocupe un lugar central, un primer plano y cercano, de pie, delante de un muro y mirando de frente. Por detrás, un mar y un cielo nublado. El rostro del hombre se oculta tras una manzana verde flotando, el gran toque surrealista de la obra. Y sus ojos, apenas se pueden ver asomando por el borde de la manzana. Esta obra ha sido retomada y utilizada como parodia en muchas ocasiones. Por otros grandes pintores, en el cine, en la literatura, desde Norman Rockwell hasta Michael Jackson. Esta imagen de denuncia se transformó en un icono.
¿Pero en un icono de qué? Es que esta obra es una denuncia al hombre moderno, a la revolución industrial, a la vida actual de consumo y ritmo excesivo. Este gran hombre de negocios, formal, acartonado y casi que estandarizado sería el hijo de Adán y la manzana representa todas las tentaciones que hoy nos trae el mundo moderno, que nos enceguecen, nos tapan y nos oculta nuestro verdadero ser. Es esa manzana que es la tentación, todo lo banal que el hombre de negocios se desvive por buscar constantemente, su objetivo, su zanahoria.
Dentro de las obras surrealistas, esta obra es magnífica porque en su simpleza y con muy poco elemento onírico aun así logra traer un mensaje muy potente de autorreflexión. Por este motivo esta obra se ha convertido en lo que es.