Paul Klee, el reconocido pintor suizo quien fue uno de los más grandes exponentes del expresionismo junto a Kandinsky. Junto con él y con otros artistas más conformó el grupo Die Blaue Vier que en castellano se traduce como los “Los cuatro azules”. De una creatividad y libertad expresiva única, no obstante difícilmente se lo pueda enmarcar en un estilo pictórico único, aunque si puede decirse que sus obras oscilan entre el expresionismo, el surrealismo, el cubismo y lo abstracto. 

En realidad Paul Klee nació en suiza, pero adoptó la ciudadanía alemana finalmente por cuestiones bélicas y políticas. Hijo de un musico, su aptitud para la música en general y específicamente para el violín fue admirable desde niño. Su rebeldía filial y su espíritu crítico y libre hicieron que reemplazar la música por las artes visuales, volcándose a la pintura desde la adolescencia. Aun así, siguió destacándose con una capacidad artística excepcional. 

Diferentes viajes realizados le permitieron ir desarrollando y explotando su estilo personal y su audacia, e ir adquiriendo herramientas como tesoros de una bitácora. Viajó por Egipto, por Italia y por Túnez. Y fue de este último lugar donde este artista se enamoró del color, sosteniendo: “El color me posee,…, el color y yo somos una sola cosa…”

Su estilo, así, inicia un largo camino en lo abstracto, incursionando varias técnicas en su haber, e incluso conjugándolas en una misma pintura. Acuarelas, oleo, tinta, etc… Lejos de querer plasmar idénticamente la realidad, sus obras estaban repletas de ironía y denuncia. Aportando su propia visión del mundo y sus ideas, estas estaban cargadas de mucho entramado.

Si se lo observa en detalle, su estilo, tiene un alto componente infantil, como si de los bosquejos de un niño se tratara, no obstante, su composición y manejo del color son muy estudiados. Una de sus más famosas obras “Gato y Pájaro” muestran esto. Preservada hoy en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, este óleo sobre lienzo de 1928 muestra la imagen de un gran gato, uno de los tantos que rondaban su taller, de nombre Fritzi. De ojos grandes, punzantes y en primer plano, este felino tiene un pájaro en su frente, posiblemente su principal presa. Una alusión directa al contexto global de aquella época. Se trata de una obra simple, de pocas líneas y de colores, pocos, que suavemente se van transformando de tono. Conjuga los verdes, los rojos, los naranjas y los rosas, que se amoldan entre ellos dando fuerza y carácter a la obra. Un estilo simple, creativo, audaz y único.