Una obra distintiva de Édouard Manet
“Olympia” es una obra icónica y distintiva del pintor Édouard Manet. Obra también disruptiva si las hay ya que este pintor impresionista se anima a romper no sólo con los cánones de la época, sino con las buenas costumbres y pintar así a una prostituta, recostada plácidamente, mirando con osadía cual si fuera la propia Venus de Milo. No es que este fuera el primer desnudo y la primera nota de discrepancia con los cánones que se hubiera dado, pero el hecho de representar a una mujer común, a una prostituta como si fuera una diosa griega o alguien de la nobleza era sin dudas un paso hacia el costado.
La obra de Manet, “Olympia” fue realizada en el año 1863, época de pleno romanticismo. Se trata de un retrato al natural realizado en óleo sobre lienzo que mide 1.90 cm por 130 cm de ancho. Olympia se encuentra recostada sobre una abultada cama de sábanas blancas impolutas. Detrás de ella un telón verde de pana cae sobre un costado, dándole un estilo teatral. Ella con el pelo recogido y una flor en la cabeza, viste simplemente su tocado, una cinta alrededor del cuello, una pulsera y unos zapatos de tacón. Un gato negro de ojos amarillos a sus pies y una sirvienta que la mira atónita le acerca un colorido ramo de flores que algún enamorado le ha hecho llegar. Nada en ella intenta ocultar su tipo de vida, más bien se muestra orgullosa y altanera. La sirvienta y el gato parecen en cambio horrorizados, ella se muestra ajena a las críticas.
Igualmente, ajeno a las críticas se mostró Édouard Manet luego de publicar esta obra. Olympia es una obra distintiva de Édouard Manet justamente por la naturalidad y la osadía con la que la modelo posa. Finamente representada, el pintor muestra un hábil manejo del uso de la luz, la sombra, la textura y las proporciones. Nada de esto último le evitó el mar de críticas que recibió en su época. Solo pocos, en su mayoría amigos y colegas cercanos, supieron valorar sus esfuerzos. Manet siguió pintando otros desnudos de la misma línea, lejos de los cánones y redoblando el desafío.
Quizás no fue comprendido en su época y tuvo que valerse de las más duras críticas, pero hoy es conocido como uno de los más grandes artistas y fieles representantes del impresionismo. Hoy esta obra se conserva en el Museo de Orsay en la ciudad de París.