Man Ray fue uno de los más singulares y vanguardistas pintores del siglo XX. Su arte, osado y desafiante, fue de lo más creativo y ecléctico. Man Ray fue un ícono de su época en la pintura, su pasión original, pero también dejó su importante huella en la fotografía, el cine y en la moda.
Hijo de inmigrantes judíos, este artista norteamericano nació en Filadelfia, Estados Unidos, en el año 1890. Su nombre original fue Emmanuel Radnitzky, pero sus padres decidieron cambiar el apellido familiar a Ray de manera de evitar la discriminación.
Desde temprana edad mostró una clara inclinación artística y un estilo único quizás producto de su increíble imaginación, su fuerte personalidad y el hecho de que su padre haya sido sastre y su madre costurera de patchworks para ganarse la vida. Este detalle no menor marcó su obra y su estilo pictórico, muchas veces en sus collages que semejaban mucho a estos patchworks de tela.
Su arte fue más allá del lienzo y esta particular manera de pintar que tenía. El dadaísmo y el surrealismo fueron testigos de su aporte, si bien fue un artista que se manejó de manera independiente. La fotografía fue una de sus grandes pasiones y por lo cual también se hizo reconocido, por lo cual es imposible no remontarse a una de sus fotografías más famosas: “Negra y Blanca” (1926) en donde aparte de su originalidad y su belleza se desprende un acento surrealista y sensual a la vez. No obstante, sus primeros pasos en la fotografía dieron como resultado lo que posteriormente se llamaron los “Rayographs” en las que obtenía imágenes fotográficas sin utilizar una cámara de fotos, sino a partir de ubicar formas abstractas en un papel sensible para luego ser revelado. A partir de los años treinta comenzó la producción de sus películas novedosas y totalmente vanguardistas.
Si bien este pintor americano trabajó en diferentes épocas en Estados Unidos, sobre todo en Nueva York, su cuna artística fue París. Para Man Ray, París representó todo lo que había por conquistar y por descubrir. A partir de allí realizó la mayoría de sus obras hasta la ocupación nazi donde vuelve a su país natal.
Su legado fue rico y extenso, fue variado pudiéndose encontrar el “sello Man Ray” en la pintura, la fotografía, el cine, el diseño, la moda y hasta en la publicidad. Su mente ágil y provocativa lograba mostrar las realidades más surrealistas cargadas de sensualidad y de humor. Desafiante, vanguardista y versátil “la búsqueda de la libertad y el placer ocupaban todo su arte”.