Este pintor argentino fue conocido como el “artista cachorro”, viviendo su apogeo artístico cuando tenía apenas 26 años, no es de extrañar que su vehemencia y fervor idealista fueran de la mano del ímpetu de su corta edad. Lo cierto es que Luis Felipe Noé, estuvo en los momentos más candentes de mediados del siglo XX encabezando la lista del grupo de “La nueva figuración”. Su primer taller, taller que utilizó durante años y que fue la sede de las primeras reuniones junto a Jorge de La Vega, Ernesto Deira y Rómulo Macció, había sido inicialmente la fábrica de sombreros de su abuelo. En ese lugar, Noé fue elaborando sus ideas, tejiendo planes para “el movimiento” y realizando sus monumentales pinturas. 

Sus principales maestros fueron Horacio Butler y el gran referente del informalismo Alberto Greco. De ellos aprendió que la abstracción y la figuración no tienen porque ser términos contrapuestos, y que podemos pintar la figura humana, pero esta nunca va a ser igual a épocas anteriores. Esto no tiene que ver necesariamente con el cambio de los estilos pictóricos ni de los cánones, sino más bien tiene que ver con que el hombre en sí mismo cambia. En sus ideas, en sus valores, en su autopercepción, en su simbolismo, en su ser y estar en el mundo y en esta realidad. 

El sostenía que se necesitan grandes dimensiones para poder reflejar toda la expresividad que el artista necesita, pero más allá de cuadros grandes, esto lo llevó a lo que se conoce con el “quiebre del bastidor” y el buscar algo superador a la tela. Entre las pinturas más significativas de este artista está la que se titula: “El incendio del Jockey Club”. Se trata de una técnica mixta realizada sobre tela de un tamaño considerable: 199.5 por 150 cm. Realizada en el año 1963, en esta obra se puede observar, en la parte inferior de la misma, una serie de llamas coloridas y estridentes. En contraposición, en la parte superior, el pasado de grandes figuras y próceres representados con mayor quietud, estructura y rigidez. Compartimentados, sin movimiento, como representando la ruptura con el pasado y con ciertos cánones sociales y culturales rígidos. Una obra donde este artista se da la libertad de denunciar, de deconstruir y de otorgar una visión quebrada de la misma obra. Una misma imagen en la que dos estilos y dos ideas contrapuestas pueden coincidir para significar algo.