Si hay una imagen que nos viene a la mente cuando pensamos en arte egipcio son sus tumbas y sarcófagos. Claro ejemplo de que el arte se cuela en nuestras vidas y rituales nos sirve de escape, de marco y de expresión. Estos fueron una pieza clave en el paso entre la vida y la muerte para los egipcios, siendo receptáculos de todo tipo de expresión artístico, cultural y religiosa. Plagados de escrituras, dibujos y simbolismo son una de las muestras más lindas de arte que hay en nuestra tierra. Símbolos de una época, una civilización y cultura que nos antecede y nos ha dejado mucho.
Se podría definir a un sarcófago como a un receptáculo tallado, por lo general en piedra, que se destina a contener un cadáver. La palabra sarcófago proviene del latín sarcophagus que significaría “el que devora la carne”. Ya que los primeros sarcófagos griegos fueron hechos en una especie de piedra calcárea muy porosa, lo que provocaba que, al aislar poco, los cadáveres se consumían bastante rápido.
Desde el antiguo Egipto, el sarcófago tenía como fin principal albergar la momia que había sido previamente conservada a través del proceso de embalsamiento. Todo este proceso estaba pautado y pensado, ya que todo lo que se hacía en este, la manera, los tiempos, los dibujos, los símbolos y los objetos que en él se dejaban tendían a buscar conseguir la vida eterna para quien moría. Además de contar sobre la vida del difunto y su estatus social. Posteriormente a este largo y minucioso proceso, eran ubicados en pirámides o sepulturas. Por lo general, eran realizados en piedra, pero también han sido hallados sarcófagos realizados en oro, plata o madera.
Los sarcófagos han sido hallados a lo largo de la historia y han sido para los arqueólogos y antropólogos una fuente de información inagotable, además de ser admirados por sus diseños. Han permitido conocer el arte, las vestimentas, las costumbres, la organización social y todo tipo de simbolismo, desde los antiguos egipcios hasta la edad media.
Uno de los hallazgos más increíbles en este plano fue el sarcófago de Tutankamon faraón de la dinastía XVIII, de Tebas. Este está hecho en un material que se llama cuarcita y al encontrarlo poseía una máscara funeraria de oro y piedras preciosas.
Pero ya en la edad media, los monarcas eran sepultados en sus sarcófagos con sus lujosas vestimentas, eran tallados con sus gestos placenteros como si descansaran en paz. Símbolos como perros de compañía, leones y otros animales aparecían bajo los pies del difunto tallado, reflejando su jerarquía. Otras veces eran ángeles o escudos familiares, cualquier símbolo u objeto que representara lo que fuera su vida y lo que se deseaba para su muerte era tallado de una manera única. Por tal motivo hay tanto de arte, de cultura y de historia en un sarcófago que cada uno de sus hallazgos han sido muy valiosos.