William Henry Rinehart fue un celebre escultor norteamericano que se ocupó intensivamente de representar escenas propias de la mitología. Tenía un estilo artístico que tomaba cuestiones clásicas, logrando retratos de gran expresividad y profundidad. A su vez, era detallista, pero sin caer en excesos, logrando con lo justo y con gran conocimiento anatómico expresar la intensidad de los relatos mitológicos. Fue considerado uno de los más grandes escultores estadounidenses de todos los tiempos.

Rinehart, nació en los Estados Unidos en el año 1825, específicamente en Maryland. Su padre un granjero de la zona, llevó a su hijo a trabajar con él. Pero si bien Rinehart estaba interesado en los quehaceres del campo, su atracción por al arte fue mayor. A sus 18 años ya estaba viajando a Roma para estudiar, lugar que sería como su segundo hogar. A los años, en Baltimore, inicia sus estudios donde se avoca fuertemente a la realización de todo tipo de bustos, esculturas de bronces y diversidad de encargos por parte del gobierno norteamericano, cabe citar, por ejemplo: La escultura realizada para Oficina de Correo de Washington y las dos figuras de bronce que coronan el reloj ubicado en la Cámara de Representantes del Capitolio de los Estados Unidos. Dedicó la mayor cantidad de años productivos allí, pero finalmente decidió volver a su querida Roma, donde murió años después en el 1874.

La obra “Latona y sus hijos, Apolo y Artemisa” fue realizada por este artista en el año 2018, está realizada en mármol y presenta una dimensión de 117.2 cm. x 167 cm. aproximadamente. En esta obra el artista elige representar a Latona, considerada Diosa de la oscuridad, junto a sus dos pequeños hijos Apolo y Artemisa. Desde lo mitológico puede decirse que Latona tuvo estos dos hijos con Júpiter, quien fuera su amante. Por tal motivo Latona debió huir y llevarse al exilio, situación bajo la cual tuvo a estos dos niños. Apolo se convierte luego en el Dios de sol, Artemisa en Diosa de la Luna.

Desde lo artístico puede decirse que esta obra es de una belleza única. Se trata de una escultura con un nivel de realismo muy importante y un acabado conocimiento anatómico y de la perspectiva. Se trata de una escena entre una madre y sus hijos y en ella el artista logra representar la ternura de la madre que los mira concentradamente y la paz y tranquilidad de los niños que descansan sobre su regazo. Ambos duermen abrazados entre ellos. Esta obra es un abrazo a la dualidad de la luz y la sombra, de la luna y la noche, la maternidad que ampara y la indefensión del exilio. Rinehart supo captar cada detalle en su medida justa, desde el cabello, las facciones, los pliegues de la ropa, los pliegues y hoyuelos de la piel, el calzado, etc…

Una obra maestra que se encuentra hoy en el Metropolitan Museum de Nueva York.