La pintura romántica española, fruto de los siglos XII, XIII y XIV, no fue parte del patrimonio inicial del museo del Prado. Más bien, estas grandes obras eran y habían sido atesoradas por monarcas a lo largo de los siglos y de generación en generación. Fue recién en 1920, cuando se empezó a considerar enriquecedora su aparición en el museo. Pero estas pinturas recién serían expuestas en el año 1948. 

La primera de ellas en exponerse fue la Ermita de Santa Cruz de Maderuelo. Cabe aclarar, que para muchos integrantes de la junta que dirigía el Prado, incluir estas pinturas era romper el equilibrio y armonía que su colección artística había logrado, he aquí por eso su resistencia. Pero rota esta barrera, y resueltos estos desacuerdos, el museo del Prado fue iniciando un camino de gran enriquecimiento en esta línea. Un ejemplo de esto, y un hecho que marcó un hito en este camino fue cuando finalmente, el Museo de Arte de New York, decidió devolver una serie de pinturas, de frescos, a España. Fueron entonces cedidos al Museo del Prado los frescos de la ermita de San Baudelio de Casillas de Berlanga. Estos, son considerados los murales de mejor calidad artística de la pintura castellana.

En el caso del fresco de San Baudelio de Casillas de Berlanga, se trata de una serie que trata diferentes escenas. “Cacería de liebres”, “Cacería del ciervo”, “Soldado” y “Elefante”. Estos habrían decorado las paredes de la ermita de San Baudelio, pero su interpretación es de lo más variada. De líneas más sintéticas y modernas, colores planos y tierra, estas pinturas denotan un conocimiento arraigado de la naturaleza. Mientras que muchos estudiosos del tema consideran que se trata de una obra con gran influencia musulmana y mitológica, otros creen que, por ejemplo, en el caso de “Casería de Liebres” se trata de una representación de escenas de la vida de Cristo. 

Sea como fuere, estos frescos hoy forman parte de la colección permanente de un museo que supo revalorizar el arte español, aun el más antiguo y anterior a los celebres artistas que conforman el resto de su muestra remanente. La pintura romántica castellana consta de un valor artístico y cultural de gran importancia permitiendo enriquecer y preservar el acervo cultural del arte español.