de Katsushika Hokusai
“La gran ola de Kanagawa” es una obra realizada entre los años 1830 y 1833 por el artista japonés Katsushika Hokusai. Se trata de una obra emblemática que representa el período Edo de dicho país y que posee un alto valor cultural y contenido simbólico. Preservada hoy en el Museo Metropolitano de la ciudad de Nueva York esta obra se ha hecho famosa porque parece resumir y simbolizar los valores fundamentales de la cultura japonesa del sacrificio y del respeto por la naturaleza y su poder.
“La gran Ola de Kanagawa”
Esta obra, hoy del MET, es una estampa de tamaño muy pequeño que no por ello deja de transmitir con fuerza y un estilo único lo que desea. En ella se observa un alto contenido simbólico que busca reflejar con esta ola que se eleva el poder de naturaleza que supera y domina al hombre. Tan superior es que incluso superior al del Monte Fuji que se erige por detrás pero mucho más pequeño. La naturaleza, errática, poderosa y cambiante, supera incluso a la esteticidad y antigüedad de dicho monte.
Azules, celestes y blancos se conjugan para representar de manera moderna, sencilla y sintética, la ola, el mar y el monte. Intercaladas con un color damasco pálido para representar a las barcazas de los pescadores que intentan ir, en vano, contra la corriente del monumental mar. El amanecer se vislumbra levemente a la derecha arriba, en el mismo sutil color.
Katsushika Hokusai
Katsushika Hokusai era un famoso litógrafo especialista en representar escenas de agua y de la vida rural de Japón. Vida rural tradicional, sencilla y adherida al pasado que se mostraba ajena a todos los cambios que la revolución traía en el mundo.
Katsushika Hokusai vivió entre los años 1760 y 1843. Tuvo una vida influyente en Japón y fue destacado por pertenecer a la escuela que recibía el nombre de pinturas del mundo flotante. La obra “La gran ola” fue una de las obras que lo llevó a la fama tanto nacional como también mundial También cabe mencionar otras obras como “Cien Vistas del Monte Fuji” y “Fuji en días claros”. Esto muestra que, aparte de su devoción por el agua, el monte Fuji también fue un gran imán para Katsushika Hokusai y esto se vio plasmado en su obra.
Katsushika Hokusai retrata, a través de “La gran ola de Kanagawa”, la tradicional fuerza de la cultura japonesa de la que fue parte, y a la que amó y respetó pero que también pudo ver y plasmar con objetividad y muchas veces con cierto sentido del humor.