“Sol naciente” o “Impresión sol naciente” es una de las más icónicas obras del artista francés Claude Monet. Realizada en el año 1872 este oleo sobre tela se encuentra hoy preservado en el Museo Marmottan de la ciudad de Paris.
En esta obra se puede observar un bellísimo paisaje, un amanecer captado con sutileza por el artista. Se observa una conjugación de colores entremezclado con suaves y ligeras pinceladas. Azules, celestes, blancos, rojos, rosas y naranjas, conforman cielo y agua. Sobre ellos un sol creciente y unas barcazas a contraluz típicas del puerto de Le Havre de donde Claude Manet era. En estas dos pequeñas barcazas, poco detalladas, pero bien nítidas se pueden vislumbrar a unos pescadores. Es una escena bien acabada, bien impresionista, que logra captar dos cuestiones aparentemente opuestas pero similares: el paso del tiempo y la captación de la fugacidad de este. Cabe recordar, que uno de los grandes hitos de la historia de este artista es cuando abandona su taller para salir a pintar al exterior. Captando la fugacidad del momento y los cambios del día. Todo esto se plasma en el juego de luces, que se observa no solo en el cielo, el sol y las nubes, sino que también en el reflejo del agua, su movimiento y en la proyección de cada uno de los objetos.
Dos años más tarde a la creación en esta obra, en el año 1874, se realiza la primera exposición impresionista en el estudio del fotógrafo Nadar. Todos aquellos artistas que no habían logrado entrar a los cánones más selectos de la época decidieron exponer ahí. No era un concurso, era una muestra para mostrar precisamente aquello, su arte. Lógicamente, muchas de estas obras, entre ellos “Sol Naciente” de Monet fueron blanco de críticas. Claude Monet fue quien críticas más duras recibió, sosteniendo que su obra no era más que una impresión de un boceto.
Paradójicamente, ese término, “impresión”, rebautizaría la obra “Impresión, sol naciente”, pero además le daría el nombre justo a esta serie de artistas que se las traía con una nueva visión del arte y el inicio del arte moderno: los impresionistas. Fueron artistas que estuvieron dispuestos a ampliar con valentía y gran trabajo las fronteras de lo que se entendía por arte hasta aquel entonces y a replantearse cuestiones centrales como la sensibilidad, la subjetividad, la belleza y la condición humana.