Mientras alrededor del mundo la influencia de Jackson Pollock se hacía notar, aquí en Argentina la misma necesidad de aires de cambio y modernización se sentían necesarios. Pollock, en el mundo y en la Argentina, significó una consolidación del arte moderno, su mensaje nos demostró que había una manera de concebir y hacer arte completamente distinto a lo que se acostumbraba. Una arte moderno desde lo conceptual y estético, un arte abstracto, pero sobre todo un arte del cuerpo, del movimiento y de las fibras más intimas del artista. 

Entonces la segunda mitad del siglo XX fue una época de grandes cimbronazos artísticos. Aquí en la Argentina, el mayor exponente en este sentido fue Ernesto Deira. Este artista pertenecía a un grupo de renombre comúnmente conocido como “La Nueva Figuración” al que pertenecían el mismo Deira y también otros artistas como Rómulo Macció, Luis F. Noé y Jorge de la Vega.

Los neofigurativos, por llamarlo de alguna manera, vinieron a deconstruir todo lo que se conocía previamente en la historia de la pintura. Lejos de los tradicionales cánones cada uno de los miembros de este grupo vinieron a aportar su nueva visión del arte, de una realidad distinta y deconstruida. En el caso de Ernesto Deira, por ejemplo, su principal interés estuvo en la indagación profunda y metódica de la figura humana, bajo nuevos paradigmas y lógicamente muy lejos de los renacentistas. Sus figuras humanas eran figurativas, pero exploraban y se conjugaban con lo espacial. Utilizaba colores fuertes, empastados y de gran expresividad. Las figuras, a diferencia de la concepción renacentista, son ambiguas, se mezclan con el espacio, se confunden con el y se unen a la vez. Muchas veces son líneas desordenadas, trazos finos y gruesos y diversidad de colores que se mezclan entre sí. Al punto tal de que se vuelve una cuestión sensorial, abierta a las proyecciones, más abstracta que figurativa, pero figurativa al fin. Muchas otras veces sus figuras humanas se envuelven en grandes óvalos. Muchas interpretaciones pueden dar significado a este último punto.

Muchas de sus obras no poseen título, puede ubicárselas por su año de producción, principalmente en la década del 60, muchas pertenecientes hoy a colecciones privadas.