Durante la guerra de Troya los aqueos lograron invadir Troya engañando a los habitantes de dicha ciudad con un caballo de madera. Según cuentan, dentro de esta inmensa estructura de madera, con forma de caballo, se encontraban escondidos los invasores que habían sido aparentemente destruidos por los Troyanos. A modo de trofeo de guerra, estos últimos se trajeron a su ciudad amurallada el caballo. Pero aquella noche, cuando todos dormían, los soldados aqueos salieron sigilosamente de adentro del caballo matando a la seguridad de Troya y permitiendo entrar al resto de los aqueos para conquistar así Troya.
Este mito fue desde muy temprano en nuestra historia representado en la literatura y en el arte en general: la pintura, la escultura, el cine, el teatro, etc… Sin saber a ciencia cierta si fue de hecho un mito o si sucedió este hecho sucedió realmente, no obstante, su fuerza es tal que esta diferenciación se vuelve un sin sentido. Lo que si cobra sentido es lo que este mito simboliza: simboliza la victoria a través del engaño y también simboliza que lo que es bueno para hoy puede no serlo para mañana.
Un artista que logró una representación artística magnifica de este mito fue Giovanni Doménico. En su obra “La entrada del caballo en Troya” (1773). En esta pintura realista, se puede observar a Troya amurallada de fondo, luminosa, imponente y estática. Por otro lado, contrastando lo anterior, en un primer plano el colosal y escultural caballo. Estético, vigoroso y sutil a la vez, es tirado por el dinamismo de muchos hombres y mujeres que enérgicamente empujan, vociferan y tiran de las sogas. Nadie puede prever el desenlace de semejante día “glorioso”.
Pero anterior a esta obra, cabe citar un relieve sirio del año 860 a.C. que representa una ciudad que estaba siendo invadida, no por un caballo, pero si por un artefacto bélico. Y es que quienes dudan se si esto se trató de un mito o no justifican que en realidad el caballo no fue más que algún carro, protección o herramienta para combatir e invadir, y que el caballo como figura sí fue un agregado para “adornar” el hecho mitológicamente.
Sea como fue el mito del caballo de Troya se encuentra realmente enraizado en la cultura, en el arte y en nuestra gramática. Si existió o no realmente nunca se sabrá.