Una obra flamenca de Pedro Pablo Rubens

 

A partir del año 1620 el pintor español Pedro Pablo Rubens se embarcó en una labor que le llevó casi cinco años hacer. Se trató de una serie en la que iba retrasando los diferentes aspectos y momentos a lo largo de la vida de, ni más ni menos, María de Médicis. Para este trabajo, Rubens se consagró en cuerpo y alma y le dedicó todo su tiempo y también sus energías. El fruto de ese esfuerzo y de su talento es la magnífica serie dentro de la cual se encuentra esta obra El desembarco de María de Médicis en el Puerto de Marsella.

Rubens y la pintura flamenca

Pedro Pablo Rubens es considerado uno de los pintores más importantes, habiendo impactado fuertemente en lo que comúnmente se conoce como “pintura flamenca”. La pintura flamenca se desarrolló a lo largo de tres siglos, teniendo inicio justo al cierre del período gótico, de aquí su influencia en cierta paleta de colores claroscuros. Comenzó en el siglo XV y se dio en los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. Entre sus características principales podemos observar el interés por los detalles al extremo, la inclinación por escenas de interior, retratos e históricas. Y como ya fue dicho con anterioridad, poca luz y una amplia paleta de colores claroscuros.

La obra

El desembarco de María de Médicis en el Puerto de Marsella es una obra que se encuentra expuesta en la colección permanente del Museo del Louvre y fue realizada en el año 1622. Se trata de un óleo sobre tela de gran tamaño.

Esta escena representa el día, en el año 1600, cuando María de Médicis, llega al puerto de Marsella. Se trata de una escena muy realista en cuanto a la anatomía y los vestuarios, pero en la que Pedro Pablo Rubens se toma la libertad de contar un hecho histórico de gran importancia utilizando simbolismo, por ejemplo, en la manera que representa a los países y aplicando seres mitológicos griegos y marítimos. Eleva así aún la importancia del evento dándole un valor supremo y místico. Aparecen dioses griegos, criaturas marinas, sirenas, flores y alusiones de todo tipo que cargan la escena, la brindan de detalles e información y sin duda le otorga poesía.

 

Esta obra, como tantas otras obras, convirtió a Rubens en el gran embajador de la pintura flamenca.