Alma Thomas fue una artista norteamericana que se desatacó por su significativo y profundo uso del color, que supo plasmar a través de sus oleos y acuarelas en paisajes, flores y temas botánicos. En sus comienzos su estilo fue realista, pero con el paso de los años, ya retirada de la docencia, se desplegó como una artista abstracta por excelencias. Su sentido del color le permitió generar patrones y luz en escenas donde hubiera sido impensado ese toque, saliéndose del esquema anterior de la pintura abstracta más rígida.
Nació en Georgia, en el año 1891, en la zona sur de los Estados Unidos, en un momento de grandes dificultades raciales para las personas de color, como ella. Siendo la hermana mayor de cuatro, se crio en un ambiente de gran estimulación en lo artístico y continuo aun más al mudarse a Washington. Su pasión por el arte fue en aumento, culmino sus estudios en e año 1924. Aun no esta confirmado a ciencia cierta, pero se estima que fue la primera egresada en Bellas Artes afroamericana del país.
Su historia es una historia de rupturas, un mensaje que enseña que la vocación y el trabajo pueden marcar positivamente la vida de las personas. Se dedicó a la docencia durante 35 años, en la escuela Shaw de Washington. Fue propulsora de la primera muestra de arte infantil comunitario en escuelas públicas y marcó el rumbo de varios niños con su vocación de servicio.
Nunca dejó de pintar y lo hizo aun mas cuando se jubiló a sus 69 años. Fue allí donde la ruptura fue total y ya pisando los setenta dejó el realismo y los retratos para aventurarse a los aspectos más creativos del arte moderno. Obras como “Eclipse”, “Earth paintings” o “Space, Snoopy and earth”, son resultado de esta época en la que se animó, liberó su expresividad y se hizo famosa mundialmente.
En estas obras, sus obras abstractas pertenecientes a la segunda etapa, su trazo es ágil y vivaz, repitiendo patrones abstractos que nos retrotraen a la naturaleza, experimentando con el uso de la luz y su interjuego con el color.
Alma Thomas murió en el año 1978 a los 87 años. Su obra es un ejemplo de que no hay edad, sexo, y mucho menos raza que determinen el potencial y crecimiento artístico de una persona. Una mujer que fue evolucionando, mutando y floreciendo al igual que sus pinturas