De todas las pinturas de Paul Gauguin, esta es sin duda una de las más típicas de él. Estas dos “Mujeres de Tahiti”, o estas dos “Mujeres en la Playa” fue pintada por este pintor francés en el año 1891, época en la que transcurría por segunda vez en esta isla.

Estos viajes fueron reveladores para este artista, en los que pudo acercarse a otro tipo de belleza femenina, con otras facciones, curvas y colores. Esta pintura representa a dos mujeres sentadas plácidamente sobre la arena de una playa, descalzas y, detrás de ellas, de fondo, la inmensidad del mar. Una de ellas, de pelo largo, rasgos delicados, típicamente lugareños y de piel morena. Viste un vestido largo, de clara influencia oriental, de un rojo pleno y contrastante con las flores blancas de su diseño. En su cabello, detrás de la oreja, lleva una flor. A su lado, de frente, mirando de costado en una actitud más taciturna y vestida de túnica blanca se encuentra una mujer. Lleva algo en sus manos, quizás una soga, quizás un rosario, se cree que podría ser misionera.

En cuanto a la técnica hay algunas cuestiones a destacar en este óleo ya que todas ellas contribuyen a la sencillez del mismo. Lo primero que se destaca a la vista es la ausencia de perspectiva, figura y fondo se presentan a los ojos del espectador casi a la misma altura. Mujeres, arena y mar todos en un primer plano, lo que acentúa su contraste. 

El contraste, por otro lado, es acentuado por el uso marcado del contorno, de las líneas que encierran las figuras. Una línea negra y definida encierra las figuras, a las mujeres, sus ropas y ornamentos. Los colores son fuertes y saturados y en contraste con estas líneas se lucen aún más.

Todo esto nos lleva a recordar a Paul Gauguin (1848-1903) como un pintor postimpresionista. Sus colores fueron mucho más fuertes, osados y plenos que sus antecesores. Quizás por su espíritu y quizás como resultados de sus tantos viajes a otras culturas, sobre todo indígenas, donde el color es realmente protagonista. Por otro lado, esta capacidad de síntesis y sencillez en su estilo también marca la diferencia en su sello personal. Esta obra fue una de las tantas pinturas donde este artista retrató, en diferentes versiones, a las mujeres de un lugar que encontró fascinante en todas sus formas.