Cuando el artista sucumbe a su propia imagen

 

Fernando Botero es un gran pintor colombiano que el siglo XX supo ver. Dueño de un estilo único, que hoy se conoce como “el estilo Botero” se caracterizó por representar todo, pinturas y esculturas, bajo formas curvas y regordetas. Desde una persona, un hecho histórico hasta la escultura de un pájaro o un gato. ¿Pero qué nos dice este artista cuando su propia imagen sucumbe a su pincel en un autorretrato? Merece la pena ser analizado. 

Botero y el significado de su estilo.

Fernando Botero nació en Colombia, específicamente en la ciudad de Medellín en el año 1932. Fernando Botero se formó en el arte desde temprana edad, vivió en Europa, en México y en Colombia. Hay que destacar que su primer paso en Europa, sobre todo por Francia, no le fue fácil, fue rechazado y encontró en México el lugar donde desplegar su arte. Con una influencia claramente precolombina. A partir de allí su carrera despegó y se convirtió en un gran artista, pintando en óleos, acuarelas y también realizando esculturas en mármol y bronce. Muchas de estas últimas se pueden observar en diferentes grandes ciudades de todo el mundo. Falleció recientemente en el año 2020 y dejó detrás de sí un gran legado y una fundación a su nombre. 

Autorretrato

El autorretrato de Fernando Botero fue realizado en el año 1959. Se trata de un óleo sobre lienzo que este artista realiza de él mirando de frente. Cuando observamos la imagen en detalle, podemos notar que este autorretrato difiere de sus típicas pinturas en un sentido. Si bien conserva el típico estilo que lo caracteriza y se representa a él engrosado, parece que estuviéramos frente a una pintura impresionista. El trazo no es preciso y claro como en sus otras obras, así tampoco como los colores. Más bien están difusos, como desdibujados y como si Botero hubiera elegido representarse como reflejado en un viejo cuadro.

Se representa a él mismo con un gran sombrero negro, elegante y oscuro, y con su característica barba al estilo candado. Se encuentra vestida con ropa típicamente de su país de origen y en sus manos, aparentemente, parecería tener una paleta repleta de colores de pintura y en su otra mano un pincel. Si bien está realizando lo que disfruta, su rostro es serio, más bien, preocupado. Lo que no indicaría que no está conforme con lo que está viendo en el espejo, su auto imagen. 

Cuando analizamos la obra y entendemos lo que este artista quiso significar, se puede pensar en que por momentos Botero también sentía presión de una cultura actual víctima del consumismo y de desenfreno.