Virginia Woolf, la reina de la narrativa y el feminismo moderno supo captar admiradores en todo el mundo por sus novelascuentos y obras de teatro. Nacida en Inglaterra en el año 1882, fue una figura influyente de su época al convertirse en una de las primeras mujeres en pisar tan fuerte en el terreno de la ficción. Su fortaleza iba de la mano de un carácter corajudo, defendiendo a ultranza el lugar de la mujer en la literatura y en la sociedad, además de tratar temas tabúes como la bisexualidad y la construcción social de la identidad femenina en general. Para Virginia, el papel de la mujer era ínfimo y remarcaba sobre todas las cosas la importancia de que las mujeres pudieran acceder a la educación académica formal, cuestión que para su época todavía era fluctuante. 

Su infancia fue marcada por dos cuestiones. Desde el lado positivo, al ser hija del novelista Leslie Stephen, puede decirse que creció en un ambiente plagado de literatura, su gran pasión. Pero por el otro, cabe mencionar que Virginia padeció varias perdidas, la de su madre, la de su hermana y reiterados abusos por parte de dos de sus hermanastros. Fueron de comienzo temprano sus crisis depresivas y con el tiempo se le diagnosticó Trastorno Bipolar. A pesar de esto, logró entablar una relación feliz y duradera con quien fuera su compañero de vida y mayor confidente: Leonard Woolf. En 1941, luego de estallar la II Guerra Mundial decidió suicidarse dedicando sus últimas palabras a él.  Juntos habían fundado la prestigiosa Hogarth Press.

Sus escritos se caracterizan por dejar de lado el orden clásico de cómo eran los tiempos de una novela y la típica descripción de sus personajes. En su libro “Las Olas” (1931), la escritora va intercalando los pensamientos, casi a medida que fluyen, de sus seis personajes. Que van y vienen en sus relatos y a una misma escena, como si fueran las olas del mar. Personajes que transitan todo tipo cuestiones, soledad, necesidad de aceptación, ansiedad, etc. En otras de sus obras, el ensayo “Una habitación propia” (1929) y en “Orlando: una biografía” (1928) se convierte en la voz del feminismo de la época como quien acerca este tema a modo reflexivo y filosófico invitando al lector a repensar viejos esquemas.

Por último, pensar en Virginia Wolf es pensar en “La señora Dalloway” (1925). Esta novela, retrata un día común y corriente de su personaje principal, Clarissa Dalloway, en Inglaterra luego de la Primera Guerra Mundial. La autora retrata los arreglos que realiza la protagonista para una fiesta que realizará en su casa y va pivoteando entre la mente de varios personajes, dentro y fuera. De esta manera y a modo de flujo de conciencia, Virginia Woolf logra en esta obra maestra retratar a su personaje, a la época y el marco socio económico en el que vive y convertirse en estandarte de este estilo narrativo tan personal.

Dueña de un estilo único y una personalidad sensible, reflexiva y crítica, logró que sus pensamientos marcaran el rumbo de las mujeres en la literatura.