El paso del tiempo de esta niña según el ojo de este artista

 

Era el año 1659 y desde la pintura europea se estaba atravesando la plenitud del periodo barroco. Las artes en general estaban teñidas de este estilo, que se caracterizaba por los excesivos detalles, las emociones en primer plano y los contrastes. Era el siglo XVII y la pintura se había vuelto más expresiva y excesiva y ese cuadro de la infanta Margarita lo demuestra. Una obra que a primera vista parece simple y estática, pero que encierra cierto sentir por parte de la protagonista y posee en ella infinidad de detalles y contrastes de colores y de figura fondo.

Retrato de la infanta Margarita es conocida más comúnmente como Retrato de la infanta Margarita vestida en azul. Esto tiene que ver con un simple objetivo y es el hecho de diferenciarla de otras veces en las que esta pequeña infanta apareció en la obra de Diego Velázquez. Sin ir más lejos, es fácil asociar a esta niña con la que aparece en la obra más famosa de este artista: Las Meninas. También aparece en otras obras, pero estas dos apariciones son sin duda las dos más conocidas. 

Retrato de la infanta Margarita en azul fue una de las últimas obras de Diego Velázquez, realizada en óleo sobre lienzo en el año 1659. Pocos meses después su autor falleció. Se luce en esta pintura de considerable tamaño con un retrato en primer plano de la infanta Margarita. Se supo con el tiempo que Velázquez la retrató en diferentes ocasiones en diferentes etapas de su vida con el objetivo de enviárselas a Viena por encargo de Leopoldo I, tío y futuro marido de esta niña, quien pedía saber cómo iba creciendo. 

La infanta Margarita aparenta ser niña en aquel retrato, no tiene más de diez años. En primer plano, parada y observando de frente. Margarita levanta en posición erguida suavemente el suave y elegante vestido de pana azul que lleva puesto. Señorial y elegante, está repleto de detalles en plata y hora que acentúan su posición social pero también el magnífico juego de luces que logra Diego Velázquez. Estos detalles de la ropa, como la iluminación en primer plano, el contraste con el fondo oscuro y las pinceladas muy ágiles y aireadas le dan a esta obra un toque teatral. Ella se muestra seria, con sus cachetes ruborizados, seguramente tímida y temerosa, conocedora del destino final de esta obra.