Margarita Azurdia (1931 – 1998), es considerada una de las más importantes y emblemáticas artistas guatemaltecas y también centro americanas. Nacida en la antigua Guatemala en los años 30 se destacó como escultora y pintora y también dejó su sello singular a través de sus collages y sus libros a través de los cuales plasmó sus ideas liberales y feministas. 

Margarita Azurdia provenía de una familia de clase alta de Guatemala, se formó en el exterior, y al volver su persona y sus intereses distaban mucho de lo que se esperaba familiar y socialmente de ella. Fue rompiendo con muchos mandatos y cánones, lo que a fue llevando a lo largo de sus años a irse descubriendo y transformando su estilo artístico. No es raro encontrarse entonces con que sus obras han sido firmadas con diferentes nombres: Margarita Rita Rica Dinamita, Margot Fanjul y Anastasia Margarita.

Sus primeros pasos como artista y sus primeras exposiciones en Guatemala estaban del lado del expresionismo abstracto. Margarita Azurdia buscaba alejarse del realismo extremo imperante en su época y presentar una nueva manera de expresión artística. Conjugado con esto, apareció sus propuesta de líneas geométricas, tanto en sus cuadros e ilustraciones que provenían de las fuerte influencia e interés que tenía la artista por la cultura indígena guatemalteca y todo lo referente a el arte textil de aquellas civilizaciones.

Margarita Azurdía participó de diferentes muestras nacionales e internacionales, y hoy, a 30 años de su muerte, su obra es expuesta en el Museo Reina Sofía de la ciudad de Madrid, España. Mucho de lo que se muestra en este museo es su historia y transición, pero lo que más se destaca es su serie de esculturas en madera: Homenaje a Guatemala. Se trata de pequeñas y grandes esculturas de una belleza increíble, de colores vibrantes, de figuras antropomórficas que representan el corazón de la cultura guatemalteca. Animales y mujeres se entremezclan en ritos y procesiones, cargando todo tipo de objetos. Se destaca en esta muestra el “El cocodrilo verde”. En “cocodrilo verde” se representa a tres mujeres en fila que con sus brazos en alto y vestidas con máscaras y vestimentas coloridas y antropomórficas sostienen con fuerza y vigor a un cocodrilo. El animal se extiende activamente sobre ellas, lucido y alerta con la boca abierta. Sobre él diversas figuras humanas muy pequeñas y una última adentrándose en su boca. Se trata de una escultura única, repleta de vida, cultura y significados, como su autora.