Una magnífica y diferente obra de William Turner

 

 

Lluvia, vapor y velocidad. El Ferrocarril del oeste es una famosa obra del aclamado pintor inglés. Una obra muy propia de su estilo y a la vez distinta, en la cual el protagonista no es la imagen concreta y acabada del ferrocarril sino más bien lo etéreo, lo amorfo, la lluvia, el vapor, el humo, la velocidad y el juego de luces y sombras, típico de Turner.  Un arte distinto y ciertamente muy alejado a los cánones y estándares de su época, en la que semejante abstracción era considerada una locura y un desacato a las buenas costumbres artísticas.

Lluvia, vapor y velocidad es una obra que corresponde al año 1844. En esta pintura al óleo la modernidad se abre paso conjugándose con lo poético y el simbolismo. Un ferrocarril, un puente, el agua y un barco que se vislumbra levemente y se abren paso entre las luces del vapor y de las nubes. Un ferrocarril del cual poco se veo pero que se nutre, sobre todo a gran velocidad. Un puente que, hacia la izquierda, completa una armonía perfecta y confluye en el mismo punto de fuga. El ojo observador encontrará un pequeño velero quieto y sigiloso sobre las aguas, tan distinto al ferrocarril. El agua y el cielo, el vapor y el humo se entremezclan para volver a esta escena moderna y etérea a la vez. 

La luz es la gran protagonista, motivo por el cual se dice que William Turner fue uno de los más grandes antecesores del impresionismo y por ende muy estudiado luego por ellos. Su obra fue mutando con el tiempo y cada vez se hizo más abstracta y moderna, como Lluvia, vapor y velocidad. Esta obra corresponde a su último periodo artístico y de vida.

William Turner fue un artista inglés muy conocido en su época, pero su estilo, cada vez más vanguardista y moderno, hizo, lamentablemente, que cada vez fuera más desplazado y rechazado en la esfera artística. Ciertamente William Turner fue un visionario y una gran artista en el manejo de la luz y la textura como pocos. Pero en aquella época pocos pudieron ver esa genialidad. Sumado a su carácter complejo y retraído, hizo que William Turner se fuera cada vez aislando más y más hasta morir solo años más tarde. No obstante, su obra fue reconocida en vida y aun después y toda su fortuna quedó designada a una fundación que promueve el arte.