Johannes Vermeer fue un dotado pintor holandés que vivió durante el siglo XVII. Nacido en el año 1632 y muerto 40 años más tarde, este artista increíble, aunque poco reconocido en su época dejó un interesante legado de grandes obras, aunque reducido en cantidad. Se sabe a la fecha que hay 34 obras de él, y otras tantas que aun no se le pueden atribuir con certeza. 

Este artista fue poco reconocido en vida, y se puede decir que su obra fue descubierta 200 años más tarde. Poco es sabido de su historia y su desarrollo artístico pero lo que si es claro es el contexto en el cual le tocó hacer arte. Durante el siglo XVIII Holanda se sucumbió en cambios constantes, por un lado, fue una época de gran crecimiento económico y desarrollo bursátil. Pero aquellas riquezas y opulencias que se hacían en un día también sucumbían con la misma velocidad. Época de especulación, de abundancia, de miseria y de guerras. Época de cambios y hasta de inundaciones que dejaban sin nada a cientos de personas. 

En todo este contexto fue en el que se desarrolló Johannes Vermeer. Pero todos estos detalles que lo acompañaron no supieron dar forma, en lo más mínimo, a su obra. Muy por el contrario, sus pinturas parecen sacados de otra época. En sus cuadros, reina el orden, la quietud y el equilibrio. Cuadros donde reina el método, la previsibilidad, la luz, la belleza y la armonía.  

La joven de la perla es una reconocida obra de este artista. Es una obra famosa por lo icónico y por la belleza de este retrato. Cabe aclarar que Vermeer, en la mayoría de los casos, pintó retratos femeninos. Esta obra es atrapante, la joven mira fijamente al espectador, con una postura en la que no queda claro si viene o si va. Con un turbante de color, algo inusual para su época y rasgos muy finos que la definen y enmarcan. La luz en esta obra ocupa un papel central y da fuerza a la magnífica cantidad y variedad de detalles que la envuelven. Es una luz que brinda tranquilidad y equilibrio. Se trata de una joven elegante, con sus aros que brillan y destacan gracias al uso de esta luz. Esta obra enigmática nos deja suspendidos en esta escena, en esa mirada, en esos aros como si Vermeer hubiera logrado capturar el momento y a esta joven por siempre.