La escultura, el arte de modelar en tres dimensiones, el arte de dar forma con las manos las realidades que al ojo del artista o a su imaginación se presentan. El arte de modelar materiales muy distintos: barro, yeso, bronce, piedra, madera, etc.

La escultura como arte estuvo en muchas ocasiones emparentada y asociada a muchos movimientos que sucedían en el terreno de la pintura y otras artes, pero como tal siempre se manejó con tiempos y reglas propias. En parte porque su proceso creativo es distinto, así como los materiales que emplea y el público al que atrae. 

Lo cierto es que la escultura en el siglo XX hizo un recorrido muy variado y ecléctico. Por empezar, este siglo comenzó con las expresiones más lindas de la figura humana de la mano de la obra de August Rodin. Pero con el correr de los años se fue haciendo un lento cambio en los temas de interés de los artistas. La persona dejó de ser el tema central y fue paulatinamente desplazada por otros intereses: objetos, formas geométricas, la naturaleza, etc…No obstante, aun aquellos escultores, como Rodin, que mantuvieron su foco en la persona, fueron realizando notables avances con respecto a sus predecesores, y lograron brindar del ser humano una visión más natural, espontánea y auténtica, que las formas artificiales predecesoras.

Por otro lado, puede pensarse a la escultura del siglo XX como expresionista, haciendo énfasis en los sentimientos y las emociones de las personas, en esculturas menos rígidas y estereotipadas. 

Pero la gran ruptura de la escultura en dicho siglo, y al igual que sucedió con la pintura, tuvo que ver con el quiebre que generó el cubismo. Así como en la pintura, la escultura tomó un giro radical, alterándose las formas y los planos tradicionales para empezar a representar la realidad de otra manera. La primera escultura cubista fue la realizada en el año 1907 por Pablo Picasso: “Cabeza de mujer”.

Pero cada movimiento que se fue dando en este siglo fue mostrando que los cánones cada vez eran más laxos, y entonces se fue pasando inicialmente por las obras de corte más expresionista como Rodin y Giacometti hasta las abstracciones más extremas como la “Escultura interminable” de Brancusi. Todo fue apuntando hacia la libertad del estilo, la técnica, en la forma, el tamaño, el tema, los planos, en el uso de materiales, etc.

El repertorio de materiales, por su lado, fue ampliado radicalmente, empezándose a utilizar desde materiales industriales o reciclados hasta objetos de uso cotidiano. Un ejemplo revolucionario e icónico fue el famoso mingitorio que utilizó Duchamp titulado “La fuente” (1917) y que envió con el seudónimo Mutt a un concurso del cual él mismo era jurado. Para él fue simplemente una gran broma pesada, pero esa broma se le iría de las manos y resultaría el puntapié inicial del arte conceptual. Finalmente, la escultura del siglo XX culmina con el constructivismo abstracto que también hizo grandes aportes, dejando como legado obras magnificas de los hermanos Pevsner entre otros grandes aportes.

Sin lugar a dudas un siglo de revoluciones para este sector del arte que supo reinventarse y seguir a la par las nuevas vanguardias.