Florencio Molina Campos fue el gran dibujante y pintor argentino que supo captar a pares y contemporáneos; los gauchos, siendo, a través de su témpera y oleos el mejor retratista de ellos, sus costumbres, vestimentas criollas, sus caballos, pelajes, sus puestos, las pulperías, los ritos, la llanura y sus paisajes.

Sus obras se ubican en la pampa argentina y logran retratar con frescura y sencillez la vida del paisano que vive en la pampa húmeda. En sus dibujos y en su pintura Molina Campos con destreza y humor logra retratar imágenes cálidas de la vida del hombre de campo. Así, Florencio Molina Campos se volvió el abanderado perfecto de nuestras tradiciones más valoradas y respetadas: la sencillez, la naturaleza, nuestras llanuras, la honradez, el trabajo, el compromiso, la honestidad.

Nació en el año 1891 en el seno de una familia tradicional de Buenos Aires. Fue autodidacta en su desarrollo artístico y su simpatía, simpleza y alegría que lo definían se plasmó en sus dibujos como si su personalidad allí fuera representada. Sus imágenes tenían un poco humor, de estilo naíf y otro poco de creatividad más allá de que se retratara algo tan tradicional. Se convirtió en emblema del trabajo, con lo cual es imposible no haberse topado alguna vez con el clásico almanaque de Alpargatas con una de sus obras como imagen. Para el año 1930, cuando la empresa Alpargatas ideó esta estrategia comercial Molina Campos ya era un artista consagrado. Sus dibujos distorsionaban y volvían algo grotescas las situaciones y fisonomías de sus personajes, pero todo aquello nunca tuvo que ver con la burla sino con el mayor de los respetos, de la singularidad de su estilo y del humor. El veía al gaucho como se veía a sí mismo, porque él era un gaucho también. Hubo un personaje que Florencio Molina Campos repitió varias veces: “Tiléforo Areco”, del cual retrató muchas escenas y hasta incluso le dio voz.

El impacto de su obra fue inmenso. Molina Campos expuso en varias ocasiones, sus imágenes fueron publicadas en revistas, tarjetas, carteles, almanaques, etc…Su asociación con el Don Segundo Sombra de Güiraldes es inevitable, aunque Molina Campos no sólo se centraba en ese algo de melancolía, sino que el supo agregar su tono caricaturesco y humorístico. 

Fue testimonio de nuestro folklore, al punto que logró que atravesara fronteras y que Walt Disney fuera un gran admirador suyo. Colaboró para Disney en el año 1942 cuando fue convocado como asesor técnico para la realización de los rodajes del “Gaucho Volador” de Goofy e incluso para la Película Bambi, ambientada en Ushuaia.

Fue un hombre notable, de una grandeza única y de un gran amor por su país, sus tradiciones y habitantes. “Yo le diría a los escritores, a los músicos, a los pintores: vayan a la pampa, a los montes, a las sierras y recojan nuestro inmenso caudal disperso, que aún está a tiempo para salvar el folklore”