En la tristeza y el humor de Daumier

Obra de Honoré Daumier que muestra a pasajeros de clase baja en un vagón abarrotado; una mujer amamanta a un bebé, otra sostiene una canasta y un niño duerme en su brazo.
En “El vagón de tercera clase”, Daumier retrata la crudeza de los viajes obreros en el siglo XIX, con una mirada lúcida y compasiva sobre la desigualdad social.

Entre el realismo, el humor, la denuncia y el grafismo hay a veces un interjuego más que interesante. Y es que a veces con un buen lápiz, o pincel, se pueden decir las verdades más crudas sin que algunos se sientan ofendidos mientras que otros se sientan comprendidos. Este fue entonces el gran don que tuvo Honoré Daumier, el pintor e ilustrador francés que acercó al grafismo a esferas políticas y sociales cuando todavía no era tan normal verlo rondar por ese espacio. Sus escenas, sus obras, como El vagón de tercera clase nos ilustran un París de principios del siglo XX. Pero no necesariamente el París que más comúnmente se conoce.

Honoré Daumier

Honoré Daumier nació en el año 1808 en la ciudad francesa de Marsella y vivió más de ochenta años. En su prolífica vida fue autor de innumerables obras de arte, ya sea de pinturas como de dibujos ilustrando en varios medios gráficos. Se lo conoce como un gran ilustrador que denunció las disparidades que la vida en sociedad y la revolución industrial traía, con gran capacidad artística y agudeza intelectual.

El vagón de tercera clase

Hay un lugar en el cual las esferas sociales se hacen claras, donde las grietas se hacen notorias y en las que el desinterés del bienestar general se hace alarmante. Si hay un lugar que siempre evidenció la escisión fueron los medios de transporte. En el siglo XIX y principios del XX los viajes y los sectores de los grandes barcos y trenes estaban radicalmente divididos. Los sectores de clases altas son totalmente opulentos, lujosos y confortables, habiendo mucho lugar para que los pasajeros viajen cómodos. Los de las clases bajas austeros, incómodos y donde el hacinamiento era notorio.

En esta obra se observan en primer plano dos mujeres y un niño. Una de las mujeres lleva un bebe que está amamantando, la otra una canasta, y el pequeño niño de unos seis años se encuentra dormido sobre el brazo de esta última. Por detrás se percibe un gran número de personas apretujadas. Los colores van de los amarillentos a los ocres, dándole a esta escena y a las personas cierta imagen lúgubre o demacrada. Las personas parecen cansadas e idas. Casi con sus últimas fuerzas se dejan ser llevadas por el tren. Las líneas de los contornos negras, marcadas, finas y sinuosas hacen tener la sensación de que estuvieran bajo la luz de las velas. 

Honoré Daumier realizó una obra única que dio origen a obras sensibles y agudas como El vagón en tercera clase.