Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867) dejó tras de si una vasta obra de pinturas que marcaron la historia de la pintura universal. Este pintor francés aparte de un gran maestro, fue un gran influyente en los artistas que lo sucedieron como el mismo Picasso. 

Más que como pintor, Ingres se autodefinía antes que nada como un dibujante, motivo por el cual estudiaba y practicaba con precisión casa uno de sus bosquejos de dibujo. Su estilo puede decirse se enmarca entre lo neoclásico y lo romántico y también del romanticismo por el tipo de temas que elige. ​

Por ende, pude decirse que su legado, su obra, se puede clasificar en tres géneros:

  1. La pintura histórica: en la que buscaba retratar hechos históricos sirviéndose de la mayor precisión posible. Cabe destacar que ese género tomó impulso luego de vivir por un tiempo en Italia y verse fuertemente influenciado por su cultura y por su historia. Entre estas obras se encuentran muchas famosas como​ “La muerte de Leonardo da Vinci “(1818), “La imposición del Toisón de Oro a Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, XIV duque de Alba y VII duque de Berwick” (Madrid, Palacio de Liria), “La apoteosis de Homero (1827, Louvre) y “Juana de Arco en la coronación de Carlos VII” (1854, Museo del Louvre, París) 
  2. Los retratos: fue un género que él consideró como parte de sus inicios de juventud pero que dieron grandes frutos convirtiéndose Ingres en el gran retratista de la nobleza y la alta burguesía.  Entre estos retratos se encuentran “Mademoiselle Caroline Rivière (1806, Louvre), “Monsieur Bertin” (1832, Louvre), “La condesa de Haussonville” (1845, Colección Frick de Nueva York) y “Madame Moitessier” (1856) (Galería Nacional de Londres). 
  3. Los desnudos femeninos: imponentes, de carácter y sensuales. Con una claridad en los dibujos sin igual. Entre los más destacados tenemos a “La bañista de Valpinçon”, (1808, Louvre), “La gran odalisca” (1814, Louvre), “La durmiente de Nápoles”, (1808) y finalmente, “El baño turco” (1862, Louvre).

 

Toda su obra, todo su legado, constituye un retrato casi antropológico de la alta sociedad de su época. Siendo un testimonio de las costumbres, el espíritu y los valores preponderantes. Este gran artista, que aparte del dibujo y de la pintura fue un aclamado violinista fue el autor de grandes escenas, dibujos y retratos que hasta el día de hoy son atesorados en los mas grandes museos alrededor del mundo.