Puede decirse que un cubista que marcó a este movimiento con su legado y que a la vez hizo del cubismo su sello identificatorio fue Juan Gris. El gran pintor e ilustrador español quien hizo del cubismo y del color una conjugación tan especial como su obra. Esta mezcla fue su sello único y creativo que le dio un estilo muy personal. Su nombre fue José Victoriano González-Pérez aunque fue mundialmente conocido en realidad como Juan Gris. Nacido en Madrid un  23 de marzo de 1887 y fallecido en Boulogne-sur-Seine un 11 de mayo de 1927, este artista enriqueció con su obra el arte europeo y también universal.

Su actividad no estuvo igual en su país de origen, sino que desarrolló su labor principalmente en París, en donde vivió desde el año 1906 con el objetivo de evitar su destino militar y de adentrarse más a la vida artística. Allí conoció a Pablo PicassoFernand Léger y Georges Braque. Es justamente con Pablo Picasso con quien entabló una amistad de años hasta que se distanciaron. Este distanciamiento tuvo que ver con lo artístico y también con lo personal.  Puede decirse que Picasso fue evolucionando hacia un arte de tinte más figurativo, mientras que, Juan Gris, se mantuvo fiel al cubismo en una clave más colorista, estridente, con colores plenos y contornos bien delimitados. A pesar de la importancia de su obra hoy, y al igual que sucedió con la obra de otros pintores cubistas pertenecientes al arte moderno, Juan Gris tuvo poca presencia e influencia en los circuitos artísticos y culturales de su país natal mientras vivió. Fue recién muchísimos años después de su muerte que su obra logró tener acceso a museos nacionales, privados y galerías de arte. Su arte estuvo olvidado por años, pero, afortunadamente, a partir de la década de 1980 diversos museos y colecciones emprendieron la adquisición de pinturas suyas, gracias a lo cual actualmente existen varias muestras destacables. Uno de ellos es la muestra artística que se expone en el Museo Reina Sofía. Esta muestra consta de unas 19 pinturas de este artista, que muestran su evolución artística y su estilo único. ​ 

Entre sus obras más aclamadas se encuentran: “Retrato de Piccasso”, “Bodegón con Persiana” (1914), “Guitarra y pipa” (1913), “Bodegón con botella de Burdeos”, (1919), “Guitarra y mandolina”, (1919), “Bodegón con guitarra, libro y periódico”, (1919) y “El fumador” (1913), entre otras. En ellas se expresa la esencia de este artista, con imágenes fragmentadas, en diferentes planos, cargadas de color, estridencia y contrastes.