Una obra distinta, osada y escatológica

Pintura expresionista de un gran trozo de carne colgado, obra de Chaim Soutine, con tonos rojos intensos y trazos turbulentos.
Chaim Soutine transforma un simple pedazo de carne en un testimonio visceral de dolor, hambre y arte.

Dentro del mundo de la pintura nunca está todo visto, ni antes ni en la actualidad. Incluso, el mundo de los bodegones y las naturalezas muertas muestran ciertas sorpresas. Y si de sorpresas vamos a hablar, esta es una de ellas. “Cadáver de bife”, pintura realizada por el pintor Chaime Soutin, sorprende en varios aspectos. Por la naturaleza del objeto elegido, por el pedazo de carne, por el animal muerto, por representarlo en primerísimo plano. Pero aun detrás de esta imagen particular y por momentos tan poco amigable a ser observada existe una historia particular para ser contada y por ende escuchada. Una historia que nos permite entender cómo su artista llegó a semejante elección de objeto. 

Cadáver de Bife

Cuenta la historia que Chaim Soutine tuvo una infancia de mucha deprivación económica. Nació en Ucrania en el año y realmente padeció muchas privaciones. Fue años después, ya instalado en París cuando empezó a tener una vida más digna y con menos pesares económicos, que pudo darse el lujo de comer mejor. Cabe aclarar que el hambre que pasó de niño le trajo como consecuencia muchas úlceras crónicas. 

La historia de este bife radica en lo siguiente. Esta historia de privaciones hizo que este artista tuviera una relación muy particular con los alimentos. Un día, en el año 1929, pudo comprar carne. Así que fue a la carnicería y se compró un gran bife y lo colgó en el centro de su atelier. Comenzó a pintarlo sobre el lienzo, a tratarlo como si fuera uno de sus tantos autorretratos y retratos realizados. Pero fue tanto el tiempo que dedicó a esta obra que el bife empezó a largar un olor nauseabundo por lo que los vecinos llamaron a las autoridades. 

Estas autoridades al ver la escena, aconsejaron al artista aplicar formol al bife. Chaime Soutin hizo caso al consejo, pero el costó de esto fue que la carne empezó a perder el color rojo vivo y a ponerse más gris y opaca. Este artista resolvió este punto comprando sangre en la carnicería y esparciéndose. 

Chaim Soutine nació en Bielorrusia en el año 1893. Murió en París en el año 1943, se lo conoció por ser un pintor ágil y audaz, que provenía de una familia numerosa y de carencias que supo hacerse lugar en el mundo del arte. Los retratos y los bodegones fueron sus dos pasiones.