Anna Ancher fue una gran pintora impresionista que vivió entre los años 1859 y 1935 en Dinamarca. Anna Ancher fue considerada como una de las grandes pintoras danesas gracias a sus maravillosas aptitudes como pintora de gran personalidad y colorista. Su arte se enmarcó en el arte moderno nórdico siendo representante de un arte más auténtico orientado hacia una representación más fiel de la realidad. Si bien estudió algunos años en la ciudad de Paris, toda su obra la realizó en su país natal. Y como tal, la influencia danesa en su pintura es muy notoria.

Su estilo es un estilo singular que se traduce en todas sus obras. En primer lugar, en sus pinturas la artista tiene un uso de colores muy fuerte, vivos, estridentes. Esto fue una característica notoria desde el principio de su carrera y continua así siempre. Por segundo lugar, el uso de la luz. La luz en su obra es una gran aliada representativa, para plasmar todo tipo de paisajes, estaciones del año, escenas de vida interior, horas del día y sensaciones.  Y, en tercer lugar, su calidad impresionista, con su naturalidad y capacidad expresiva, con su foco en representar la naturaleza tal y como es.

Anna Ancher representaba escenas de la vida cotidiana, temas sencillos, corrientes y comunes a todos. Esto se traduce en obras lindísimas obras como: “Blue Ane” (1882) y “The Girl in the Kitchen” (1883-1886). Rayo de sol en la habitación azul” (1891) ” y  “Mujer de pescador cosiendo”, (1890).

Y entonces, quizá por su influencia nórdica, o quizás como parte de su forma de ser, todos sus cuadros representaban serenidad, tranquilidad y hasta paz. Pero no como en un intento de transmitir un mensaje al espectador, sino sencillamente con el fin de reflejar las escenas de lo que ella en su hogar vivía.

Anna Ancher no quería aparentar o transmitir nada en particular, solo representaba lo que vivía. En “Rayo de sol en la habitación azul” (1891), por ejemplo, pinta la habitación de su abuela donde su hija adoraba tejer y bordar. Con las paredes azules y la sencillez de los objetos del ambiente. La luz, como protagonista en un exquisito interjuego con los colores de la pared azul. La vida cotidiana, en una tarde invernal típica de los países tan fríos, la quietud del hogar, la tranquilidad, las tareas domésticas y el quehacer de una niña. Todo esto, atravesado por el magnífico uso del color y la luz de esta artista nos remiten a los días que esta artista seguramente vivía con mucha tranquilidad cotidiana.