Pedro Lira fue un pintor chileno que vivió entre los años 1845 y 1912. De profesión abogado, se formó en la reconocida Academia de pintura chilena y fue un referente clave para la historia del arte de su país. Su fuerza impulsora, su conocimiento artístico y su profesión de abogado le permitieron dirigir varias entidades, como la Sociedad Unión Artística chilena. Aparte de su obra artística, escribió diversos artículos en periódicos y también en revistas. 

Pedro Lira se caracterizó por seguir los cánones más clásicos de lo que estudió en Chile, siendo autor de numerosas obras, por lo general tratando temas de lo más diversos: temas históricos, retratos, paisajes, desnudos y bellísimas escenas de la vida cotidiana, en los que sí se alejaba de los cánones más clásicos a los que venía acostumbrado.

La realidad es que no es la primera vez que un pintor retrata la escena de un niño enfermo, sin ir más lejos, cabe citar la obra del pintor noruego Edvard Munch: “The sick child”, en donde a través de un dibujo, sencillo en bancos y negros, capta la escena y lo profundo de un niño en tal condición. Pero en este caso, cabe citar la obra de este pintor chileno, por lograr representar el contexto de enfermedad, pobreza y cuidado de una manera tan natural y humana. 

Esta obra es un oleo sobre lienzo, de un tamaño de 102 cm x 137 cm. Es una obra de estilo naturalista, en la que el pintor retrata a dos mujeres al cuidado de un pequeño enfermo que se encuentra en mal estado de salud. Todo en el contexto de esta obra alude a la pobreza, a la sencillez, al sacrificio. El ambiente, el desorden, el cuidado, las ropas sucias y las manos también. Muchos detalles que aluden a un contexto social chileno El niño, pequeño, de unos tres años quizás, arropado por la mujer más joven en el centro de la escena, ella lo mira, preocupada y el niño parece dormido. A su lado, una anciana mujer prepara un te, al que le agrega algo, posiblemente una medicina. Es una escena que evoca tristeza y también entrega. Muy lograda por el artista que utiliza una pincelada ágil, ligera, dinámica y figuras muy naturalistas o realistas. La luz de las velas rodea la atmosfera y potencia todos los sentimientos que esta obra movilizan al espectador.