Modigliani (Livorno, 12 de julio de 1884-París, 24 de enero de 1920), un artista complejo, innovador, que miraba la vida con sencillez, pero con su alma entera. Sus retratos tienen un aire misterioso y espiritual donde logra volcar lo mas profundo de la persona, sencillo pero evocativo a la vez. 

Modigliani supo pintar la esencia de la gente de una manera única, captando la línea, las formas, la naturaleza humana, la sutileza y la sencillez. Entre sus pinturas y esculturas imprimió en el arte de su época y actual un sello propio no reconocido por el público de su época, pero si por los críticos de arte. 

Dueño de una vida corta producto a su enfermedad, creció entre intelectuales y desde sus trece años la línea influenció su estilo artístico. Profundo, reflexivo e intelectualmente muy formado y muchas veces mal llamado el “pintor maldito”, padeció de alcoholismo y de tuberculosis lo que lo llevó a su muerte.

Es importante no solo detenerse en sus pinturas, de por si llamativas, con gracias y simpleza, sino también, en esta ocasión, en sus esculturas. Fue cuando, este artista se encontró con Constantine Brancusi que su obra escultórica cobró fuerzas, como si finalmente logara canalizar y plasmar lo que tenía en mente hacía tiempo.

El arte primitivo y africano influyeron fuertemente en él, pero le lleva casi dos años lograr plasmar todo este tumulto de ideas en obras concretas. “Soy el juguete de una energía que nace y muere constantemente”, decía. El era exigente y destruía muchas de sus obras. 

La conjugación e influencia del arte africano en sus esculturas es clara, con caras elongadas, ojos en forma de almendra, bocas pequeñas y finas. Entre los años 1910 y 1911 realiza una serie de rostros africanos en piedra caliza.  Aquí Modigliani busca expresar la esencia misma del rostro humano, con líneas puras sencillas y profundas.

Hace talla directa, sobre el mismo material y ya no busca retratar fielmente lo que hay en la naturaleza, sino más bien lo que hay en su interior, con su alma entera. Con la influencia de Brancusi, del cubismo y del arte africano logra plasmar esta producción de caras alargadas de la escultura. 

Lamentablemente, luego de unos años de gran producción, entre los años 1909 y 1914, Modigliani tuvo que dejar la escultura por el polvo a causa de la tuberculosis que padecía. Su obra y su influencia permanece vigente hasta la actualidad.