Roberto Emilio Godofredo Arlt fue un aclamado escritor argentino. Conocido por sus cuentos, novelas y también inventos, este hombre sensible y capaz vivió una corta vida, murió a sus 42 años súbitamente. Breve pero fructífera, sus relatos son uno de sus mejores legados. Dueño de una pluma ágil y sensible, no dudó en plasmar en sus libros su gran interés y preocupación por la marginalidad, por la soledad y por la segregación en cualquiera de sus formas y facetas. Este pensador notaba una dicotomía que lo incomodaba entre la burguesía y muchos otros sectores de la sociedad. La humillación, la angustia y la frustración como temas recurrentes en su obra que plasmó a través de maravillosos personajes. En su estilo autodidacta, en su forma de escribir, en su tipo de personajes y en los temas a abordar, Arlt nos recuerda mucho a Dostoyevski, el clásico y único escritor ruso, quien fue una influencia fundamental en su obra.

Entre sus cuentos y novelas más conocidos se encuentran: “El diario de un morfinómano” (1920), “El juguete rabioso” (1926), “Los siete locos” (1929), “Los lanzallamas” (1931), “El amor brujo” (1932), “Aguafuertes porteñas” (1933), “El jorobadito” (1933), “Aguafuertes españolas” (1936), “El criador de gorilas” (1941), “Nuevas aguafuertes españolas” (1960)

En “El juguete rabioso”, por ejemplo, el lector se encuentra leyendo en gran parte al alter ego de Roberto Arlt. En sus hojas se plasman mucho de los sentimientos de este escritor. La historia, dividida en cuatro partes, en la que su protagonista Silvio Astier va fracasando constantemente en situaciones lamentables e irónicas a la vez, como en robos, incendios, el ingreso a una escuela de aviación o mismo su intento fallido de suicidio. Lo más triste de este relato es que su único éxito radica en lograr delatar a un pobre, a un marginal, tan marginal como él. Falla este personaje en su integridad y humanidad, siendo esta historia una denuncia de la condición humana. La marginalidad se repite como tema en “Los siete locos” y en el “Jorobadito” y así Arlt deja entrever su desencanto con la vida en sociedad.

Muriendo súbitamente de un paro cardíaco en el año 1942, dejó repentinamente una obra prolifera con un estilo literario único. Muy criticado al principio, pero referencia para cualquier lector o estudioso del tema hoy, crítico y agudo en su estilo, este escritor mordaz no dudo en incomodar al lector y a la sociedad con sus denuncias. Sus cuentos rozaban lo absurdo, lo irónico y lo inquietante cumpliendo así el objetivo de su autor, el de denunciar y mostrar lo invisible de nuestra vida en sociedad.