de Vincent Van Gogh

 

 

Los girasoles son unos de los símbolos más potentes que tiene la obra pictórica de Vincent Van Gogh. Para este artista neerlandés esta agreste flor simbolizaba la gratitud, flor grande, frondosa y de color alegre. Por tal motivo le dedicó muchas obras a pintar girasoles, al punto tal que realizó toda una serie, la famosa serie de Los girasoles de Arlés  de unos casi siete cuadros, en las que va alternando escenas con doce girasoles, o cinco, etc…

Los girasoles para Van Gogh representan la frescura y la felicidad. Sentimiento remarcado por el uso del color amarillo. A su vez, para este artista, estas flores le permitían jugar con la textura y el volumen como pocas otras flores le permitían.

El uso del amarillo para este artista también despertó una serie de especulaciones. La más fuertemente aceptada, tiene que ver con que, debido a su cuadro psiquiátrico de bipolaridad, en el que alternaba entre la manía y la depresión profunda, Van Gogh debía de ser medicado. Por tal motivo, las drogas que recibía incidían en su percepción del color. Esto lo llevó a un uso muy particular del color, con predominaría del amarillo y los azueles fuertes. Cuestión que se observa en esta obra de Los girasoles  y en otras obras de su pertenencia también.

Los girasoles

Esta serie reúne alrededor de siete pinturas realizadas al óleo sobre lienzo de tamaño mediano a pequeño. Pintadas en el año 1888 y al año siguiente mientras estaba en Arles, en la región sur francesa, en ellos se observa una naturaleza muerta donde el girasol es el mismísimo protagonista. Varían según los cuadros la cantidad de girasoles que se representan, pero todos coinciden en mostrar un gran jarrón o florero, apoyados en el centro de la escena, en primer plano sobre una mesa. El amarillo se repita tanto en la mesa, como en el jarrón y en las flores y se distingue de un marrón más fuerte y de un celeste pálido que hace de fondo. El uso del amarillo con una particular técnica con yema de huevo también fue una novedad para aquella época. Neue Pinakothek es el museo de la ciudad de Múnich donde se atesoran estos cuadros.

Vincent van Gogh vivió sólo 37 años. Murió fatalmente en el año 1890. Esta corta vida no le impidió ser productor de más de 1500 obras entre pinturas y dibujos que lo convirtieron aun en una vida plagada por la enfermedad mental y el sufrimiento, en uno de los más importantes pintores postimpresionistas.