Enrique Policastro fue considerado uno de los grandes dibujantes y pintores argentinos del siglo XX. Como dirían muchos conocedores del tema, uno de los más grandes y clásicos pintores 100% americanos.

Dueño de una historia difícil de pobreza y privaciones, Enrique Policastro nació en Buenos Aires en el año 1898. Su padre era un inmigrante italiano que hacía trabajos de obra y su madre era andaluza. Tuvo que abandonar su pasión por el dibujo cuando su padre murió a corta a edad y él tuvo que hacerse cargo de sostener económicamente a su familia. Pero ni el sacrificio, ni las largas horas de trabajo en la fábrica hicieron que olvidara su amor por el arte. Encontró, bajo las lámparas de luz artificial un lugar, quizás no ideal, pero si seguro, para pintar sus más lindas acuarelas.

Enrique Policastro fue uno de los más aclamados artistas del realismo social, en cuyos dibujos sencillos pero certeros, logró captar y denunciar la realidad de la pobreza, la exclusión y la ruralidad americana.  Sus dibujos eran realistas, sin por ello caer en rigideces canónicas, eran simples, lineales, dramáticos y emotivos. Su paleta de colores tendía a los colores tenues y oscuros, muy ligados al tipo de temas que trataba.

Su reconocimiento artístico propiamente dicho llega en el año 1925, cuando logra presentar “La Obrerita”, “Doña Carmen del Parque Patricios” y “Las Traperas” al Museo Nacional de Bellas Artes. Es en estas tres obras donde su estilo ya se ve marcadamente, la denuncia social, el escenario de pobreza de fondo y las figuras expresivas y dramáticas que se presentan en primer plano. 

Una de sus más bellas obras es “La Fogata”, se trata de una técnica mixta preservada hoy en una colección particular. En esta escena Policastro representa una ronda de niños que giran alrededor de una enorme fogata. Se trata de cinco niños realizados con un trazo ágil, expresivo, aunque sintético. Cuatro de los niños están vistos de frente, en actitud relajada y alegre, el resplandor de las grandes llamaradas ilumina su rostro. El quinto niño, en el centro, se presenta de espalda y la luz ya no lo alcanza, está oscuro. Entre estas figuras se expresa un gran recurso cromático que muestra el contraste de luces y de sombras. Y junto con la técnica la capacidad expresiva de Enrique Policastro, que logra plasmar esta escena de pobreza y sencillez en la que los niños se acercan al fuego para lograr calor. 

Como esta infinidad de obras fueron realizadas por este artista, cabe mencionar: “La madre”, “La rioja”, “El perro pila” y “Purmamarca”.